En la BAU, el equipo estaba terminando de almorzar, riendo y compartiendo anécdotas del día. De repente, Morgan se levantó y, con una sonrisa despreocupada, dijo:
—Voy a por café. ¿Alguien quiere algo?
El silencio que siguió fue breve, pero la primera en romperlo fue Penelope, quien no pudo evitar dar una palmada en la mesa mientras reía.
—¿Tres cafés en un día? ¡Lo sabía! —exclamó, sus ojos brillando de emoción.
Todos miraron a Penelope con curiosidad, y fue JJ quien preguntó:
—¿Sabías qué?
—¡Que Morgan está buscando una excusa para ver a Melissa, la chica rarita de la cafetería! —dijo Penelope, como si fuera lo más evidente del mundo.
Morgan frunció el ceño, pero no pudo evitar sonreír.
—Garcia, no sé de qué estás hablando.
—¡Oh, por favor! —Penelope lo señaló con un dedo acusador—. Es demasiado obvio. Ya no mandas a nadie más por el café, ni siquiera a mí, y eso que soy tu favorita.
Rossi, divertido por la escena, decidió añadir leña al fuego.
—Morgan, cuando Penelope tiene razón, tiene razón. No lo puedes negar.
Morgan sacudió la cabeza mientras el resto del equipo reía, aunque también anotaban rápidamente sus pedidos en una pequeña hoja de papel que le entregaron. Con el papel en mano y una sonrisa en el rostro, se despidió de todos.
—Bueno, alguien tiene que hacer el trabajo sucio. Nos vemos en un rato.
Al llegar a la cafetería, Morgan entró con aire despreocupado, dejando el papel de los pedidos sobre el mostrador para que lo prepararan mientras esperaba. Echó un vistazo al lugar, y entonces la vio. Melissa estaba en una esquina, sentada en una pequeña mesa, completamente absorta en un libro.
Él frunció el ceño con curiosidad al ver la portada: It de Stephen King. Sonrió para sí mismo, sabiendo que había encontrado una buena oportunidad para acercarse.
—¿Stephen King, eh? —dijo con una sonrisa mientras se acercaba a la mesa.
Melissa levantó la vista de inmediato, sus ojos se abrieron un poco al reconocerlo, y su corazón comenzó a latir más rápido de lo que ella hubiera querido. Sin embargo, intentó mantener la calma, aunque era imposible no sentir esa extraña atracción que Morgan ejercía sobre ella.
—Sí... —respondió, intentando sonar tranquila, aunque su voz traicionaba un ligero nerviosismo—. Es uno de mis favoritos.
Morgan se sentó en una silla frente a ella sin siquiera preguntar, cruzando los brazos con una sonrisa.
—No esperaba que alguien como tú leyera a King. —Su tono era juguetón, casi desafiante, pero sin malas intenciones.
Melissa, a pesar del nerviosismo que le provocaba su cercanía, alzó una ceja.
—¿Alguien como yo? —repitió, intentando ocultar la sonrisa que quería formarse en sus labios.
Morgan sonrió más ampliamente, inclinándose un poco hacia ella.
—Ya sabes, tranquila, reservada. No te veía leyendo sobre payasos asesinos y pesadillas vivientes.
Ella soltó una risa nerviosa, pero rápidamente intentó retomar el control de la conversación.
—Es solo un libro —dijo, intentando sonar despreocupada mientras cerraba el libro con suavidad y lo dejaba a un lado—. Me gustan las historias que me mantienen alerta.
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Mentes Criminales: La chica de la cabaña
FanficMelissa, una joven atrapada en un entorno familiar opresivo, encuentra consuelo en Derek Morgan, un agente de la BAU. Mientras su relación se profundiza, la sombra de su familia y la brutalidad del caso que investiga Morgan amenazan con destruirlo t...