¡09!

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Hanami caminaba por los pasillos de la academia con la cabeza en alto, pero sentía las miradas de todos sobre ella

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Hanami caminaba por los pasillos de la academia con la cabeza en alto, pero sentía las miradas de todos sobre ella. Su vientre, claramente visible a los casi seis meses de embarazo, se había convertido en el centro de atención de quienes la rodeaban. El uniforme que antes le quedaba perfectamente ahora apenas podía ajustarse, y aunque llevaba ropa más cómoda, no podía evitar sentirse expuesta.

Apenas entró en el aula, las miradas curiosas y los murmullos comenzaron. Algunos estudiantes se inclinaban hacia sus amigos, susurrando comentarios entre risas disimuladas. Hanami intentaba ignorarlos, pero las palabras llegaban a sus oídos de todas formas.

—¿Has visto cuánto le ha crecido el vientre? —dijo una chica en voz baja.

—Vaya, no puedo creer que siga viniendo a clases —agregó otra—. Debe ser incómodo estar tan… pesada.

Hanami cerró los ojos por un momento, tratando de bloquear los comentarios. Sabía que no todos los estudiantes la miraban con malos ojos, pero no podía evitar sentir la incomodidad en el aire. Sin embargo, había algo más en las miradas de algunas chicas. Eran menos despectivas y más... envidiosas.

—Mira cómo le ha crecido el pecho —murmuró una compañera desde el otro lado del aula—. Algunas de nosotras quisiéramos ver esos cambios.

—¡Ni hablar! —replicó otra con una risita—. Con un cuerpo así, no me sorprendería que Gyutaro no se despegue de ella.

Hanami sintió cómo sus mejillas se encendían de vergüenza, aunque también se mordió el labio, tratando de contener una sonrisa. Sabía que el embarazo estaba transformando su cuerpo, y aunque algunas partes de ese proceso la hacían sentir incómoda, Gyutaro siempre se encargaba de recordarle lo hermosa que estaba.

Mientras tomaba asiento en su pupitre, Ume, la hermana de Gyutaro, se sentó a su lado. Ume había estado mucho más cerca de Hanami últimamente, defendiendo a su cuñada de los comentarios maliciosos de sus compañeros.

—No les hagas caso —susurró Ume, cruzando los brazos con una expresión decidida—. Son unos tontos. Si yo fuera tú, estaría disfrutando de toda la atención. Especialmente de los celos de esas chicas.

Hanami dejó escapar una pequeña risa y miró a Ume con gratitud. A pesar de los comentarios y las miradas, saber que tenía el apoyo de Ume y, sobre todo, de Gyutaro, le daba fuerzas.

—Gracias, Ume —dijo Hanami en voz baja—. A veces es difícil ignorarlos, pero estoy bien. De verdad.

Ume asintió, lanzando una mirada fulminante a las chicas que aún murmuraban en la esquina.

—Si alguien te molesta de verdad, me lo dices. No me importa hacerles saber lo que pienso.

Hanami sonrió. A pesar de la incomodidad que a veces sentía por su cuerpo cambiante y por las miradas de los demás, sabía que no estaba sola. Tenía a Gyutaro, a Ume, y, lo más importante, tenía la certeza de que todo lo que estaba haciendo valía la pena.

𝐁𝐮𝐭 𝐝𝐚𝐝𝐝𝐲 𝐈 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐡𝐢𝐦 \𝑮𝒚𝒖𝒕𝒂𝒓𝒐 𝒙 𝑶𝒄/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora