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El ambiente en la sala de recuperación era cálido y tranquilo, un contraste total con la intensidad del parto

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El ambiente en la sala de recuperación era cálido y tranquilo, un contraste total con la intensidad del parto. Hanami estaba sentada en una cama, aún un poco adolorida pero llena de una paz que nunca antes había experimentado. Sus ojos estaban completamente enfocados en la pequeña figura que sostenía en sus brazos. La enfermera acababa de traer a la bebé, ya bañada y vestida con un diminuto conjunto de ropa blanca con detalles en rosado. Era perfecta.

Gyutaro estaba de pie junto a la cama, observando a su hija con una expresión que mezclaba asombro y pura adoración. Sus manos temblaban un poco mientras se inclinaba hacia Hanami para poder ver mejor a la bebé, completamente hipnotizado por las pequeñas prendas que apenas cubrían su cuerpecito.

—Es tan... pequeña —murmuró Gyutaro, apenas conteniendo la sonrisa en sus labios—. Y mira esa ropa. Se ve tan... frágil y hermosa.

Hanami sonrió, acariciando suavemente la mejilla de su hija. El bebé dormía plácidamente, su pequeño pecho subiendo y bajando con respiraciones suaves. La cicatriz en su mejilla apenas era visible, pero para ambos, esa pequeña marca era un recordatorio de que el legado de Gyutaro ya vivía en su hija.

—Es increíble, ¿verdad? —dijo Hanami, su voz suave mientras levantaba la vista para encontrarse con los ojos de Gyutaro—. No puedo creer que haya salido de nosotros.

Gyutaro asintió, incapaz de apartar los ojos de su hija. Se acercó un poco más y, con sumo cuidado, rozó la pequeña mano del bebé con uno de sus dedos. La niña, aún dormida, envolvió instintivamente su diminuto puño alrededor del dedo de su padre. El corazón de Gyutaro dio un vuelco.

—Mira... me agarró —susurró con una mezcla de asombro y ternura, como si temiera que el momento pudiera romperse si hablaba demasiado fuerte.

Hanami rió suavemente, observando la conexión que se formaba entre Gyutaro y su hija. Sabía lo mucho que este momento significaba para él. Ver a su novio, quien siempre había sido tan duro por fuera, tan abrumado por el amor, la llenaba de felicidad.

—Está enamorada de ti, igual que yo —dijo Hanami, sonriendo con ternura mientras se inclinaba un poco para que Gyutaro pudiera ver mejor.

—No, soy yo el que está completamente enamorado de ella —respondió Gyutaro, con una sonrisa genuina en los labios, su mirada suave y llena de amor.

Gyutaro miraba las pequeñas prendas, maravillado de cómo algo tan pequeño podía encerrar tanto significado. El diminuto gorrito en la cabeza de su hija, las manitas que apenas sobresalían de las mangas de su ropa, todo le parecía surrealista. A pesar de su vida dura y de todo lo que había tenido que superar, en ese momento solo existía el presente. Una familia que había comenzado con él y Hanami, y que ahora incluía a esa niña que dormía pacíficamente en sus brazos.

—Gracias, Hanami —murmuró Gyutaro, inclinándose para besar la cabeza de su novia y después la pequeña frente de su hija—. Gracias por darme esta familia.

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𝐁𝐮𝐭 𝐝𝐚𝐝𝐝𝐲 𝐈 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐡𝐢𝐦 \𝑮𝒚𝒖𝒕𝒂𝒓𝒐 𝒙 𝑶𝒄/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora