Capitulo 14

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Carlos miraba el reloj en la pared de su oficina con una mezcla de irritación y frustración. El día se sentía interminable, y aunque había logrado distraerse con una reunión tras otra, la realidad siempre lo alcanzaba en los momentos de pausa. En su cabeza, Charles seguía siendo una presencia constante. Intentaba ignorarlo, apartarlo de su mente como si fuera una tarea más en su apretada agenda, pero cada vez se hacía más difícil.

Habían pasado días desde su última conversación con Charles, esa en la que Carlos había terminado diciéndole que no soportaba ser visto tanto tiempo con un hombre, como si ese fuera el verdadero problema. En su interior sabía que no era eso. Lo que realmente le aterraba era lo que sentía cada vez que estaba cerca de Charles, lo que esos sentimientos significaban para él, y lo que implicarían para su vida cuidadosamente construida.

Habían reglas. Lo había dejado claro desde el principio. Este matrimonio falso no era más que un acuerdo empresarial, una solución para ambos. Pero el tiempo había erosionado esa fachada, y aunque Carlos se negaba a aceptarlo, algo más había crecido entre ellos. El problema era que admitirlo significaba romper las reglas, y romperlas significaba perder el control. Y Carlos odiaba no tener control.

Con un suspiro frustrado, Carlos se levantó de su escritorio y se dirigió a la ventana de su oficina, mirando la ciudad que se extendía ante él. Las luces de los edificios comenzaban a encenderse mientras el sol se ponía lentamente, y una sensación de vacío lo invadió. En otro momento, esa vista lo habría reconfortado, recordándole el poder que tenía, lo lejos que había llegado. Pero ahora, no le ofrecía ninguna tranquilidad. Porque, sin importar cuánto lo intentara, sus pensamientos siempre volvían a lo mismo: Charles.

Lo peor de todo era que sabía que lo estaba perdiendo. Charles había vuelto con Pierre, al menos eso había escuchado. Y aunque Carlos no podía culparlo, esa información lo había golpeado más fuerte de lo que estaba dispuesto a admitir. Charles no lo había buscado desde aquella conversación, no había hecho ningún esfuerzo por arreglar las cosas, y parte de Carlos se sentía herido por eso. Pero la otra parte, la más orgullosa, sabía que no tenía derecho a sentirse así. Después de todo, había sido él quien había empujado a Charles lejos.

Volvió a su escritorio y se dejó caer pesadamente en la silla, pasándose una mano por el cabello en un intento de calmar su creciente frustración. Necesitaba hacer algo, cualquier cosa para sacarse esa sensación de encima. Tomó su teléfono y, casi sin pensarlo, marcó el número de Pierre.

─ Carlos. ─ contestó Pierre, su tono sorprendido.─ No esperaba tu llamada.

─ Necesito hablar contigo. ─ dijo Carlos, su voz más tensa de lo que le hubiera gustado.─ ¿Tienes tiempo?

Hubo un momento de silencio al otro lado de la línea antes de que Pierre respondiera.─ Claro. ¿Nos vemos en tu oficina?

Carlos asintió, aunque Pierre no podía verlo.─ En media hora está bien. Gracias.

Colgó antes de que Pierre pudiera decir algo más. Sabía que estaba siendo precipitado, pero no podía seguir evitando esta conversación. Pierre siempre había sido un amigo para él, alguien en quien podía confiar, y en este momento, necesitaba a alguien que lo entendiera. Alguien que pudiera ayudarlo a descifrar lo que estaba sucediendo.

Cuando Pierre llegó, el ambiente en la oficina de Carlos estaba cargado de tensión. Carlos lo recibió con un asentimiento brusco, indicándole que se sentara. No había tiempo para rodeos.

─ Necesito entender qué está pasando con Charles. ─ soltó Carlos, sin preámbulos.

Pierre lo miró con cautela, como si estuviera analizando cada palabra que saldría de su boca.─ Pensé que tú lo habías dejado claro en tu última conversación. Dijiste que no querías que te vieran tanto con él. Charles simplemente te dio lo que pediste.

─ No es eso... ─ Carlos chasqueó la lengua, molesto consigo mismo.─ No fue exactamente lo que quise decir.

─ ¿Entonces qué fue lo que quisiste decir? ─ preguntó Pierre, cruzándose de brazos.─ Porque, desde mi perspectiva, pareciera que te estás engañando a ti mismo, Carlos.

Carlos lo miró fijamente, su mandíbula tensa. No le gustaba que lo empujaran, pero sabía que Pierre tenía razón. Siempre la había tenido.

─ Lo sé. ─ murmuró finalmente, bajando la mirada.─ Es solo que... no sé cómo manejarlo. Todo esto. Desde el principio, había reglas, Pierre. Todo estaba claro. Pero las cosas cambiaron. Lo que siento por Charles cambió, y no sé qué hacer con eso.

Pierre lo observó en silencio por un momento antes de hablar.─ Carlos, no puedes seguir evitando lo que sientes. Lo estás perdiendo, y no me refiero solo a su atención. Lo estás empujando hacia mí, cuando en realidad lo que Charles necesita es claridad de ti.

Carlos apretó los puños, su frustración iba creciendo ─ ¿Y qué se supone que haga? No puedo simplemente cambiar todo porque ahora siento algo. No es tan fácil.

Pierre lo miró con una mezcla de comprensión y severidad.─ Nunca dije que fuera fácil. Pero si sigues ignorándolo, Charles terminará alejándose por completo. Y cuando eso suceda, te arrepentirás. Porque a pesar de todo lo que intentas reprimir, sabes que él significa más para ti de lo que estás dispuesto a admitir.

Carlos cerró los ojos por un momento, intentando calmarse. Sabía que Pierre tenía razón, pero aún no estaba listo para enfrentarlo. A pesar de todo, su mente seguía llena de dudas y miedos.

─ ¿Y tú? ─ preguntó Carlos, abriendo los ojos y mirando a Pierre.─ ¿Qué pasa contigo y Charles? ¿Qué está sucediendo entre ustedes?

Pierre suspiró, como si hubiera anticipado esa pregunta.─ Charles está herido. Está buscando consuelo, y yo se lo estoy dando, pero no es amor, Carlos. Lo que él siente por ti es lo que lo atormenta. Yo solo soy una distracción.

Carlos apretó la mandíbula, sintiendo una mezcla de alivio y culpa. Alivio porque sabía que Charles no lo había olvidado por completo. Culpa porque, en el fondo, él sabía que estaba siendo egoísta al no dejarlo ir.

─ No sé si estoy listo para... todo esto. ─ admitió Carlos, su voz apenas un susurro.─ No sé cómo ser para él lo que necesita.

Pierre se levantó del sofá y se acercó a Carlos, poniendo una mano en su hombro en un gesto de apoyo.

─ No tienes que ser perfecto, Carlos. Solo tienes que ser honesto. Con él, y contigo mismo. Si sigues ocultando lo que sientes, solo lograrás lastimarlo más, y a ti también.

Carlos asintió, su mente estaba hecha un caos. Sabía que Pierre tenía razón, pero las respuestas no llegaban tan fácilmente. Tendría que enfrentarse a Charles eventualmente, pero ¿cómo hacerlo sin destruir lo poco que quedaba entre ellos? Esa era la verdadera pregunta.

─ Gracias, Pierre. ─ dijo finalmente, levantándose también.─ Necesito pensar en todo esto.

Pierre asintió, dándole una palmada en el hombro antes de dirigirse a la puerta.

─ Tómate tu tiempo, pero no esperes demasiado, Carlos. No siempre tendrás la oportunidad de arreglar las cosas.

Carlos lo vio marcharse, quedándose solo en su oficina, con las luces de la ciudad parpadeando a lo lejos. Sabía que las palabras de Pierre eran un recordatorio de que el tiempo corría, y que eventualmente tendría que tomar una decisión.

Pero por ahora, todo lo que podía hacer era pensar. Y esperar que, cuando finalmente estuviera listo, no fuera demasiado tarde para enmendar todo lo que había roto.

Matrimonio por Necesidad ─ Charlos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora