Día 2. La pizza del amor

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Eran cerca de las 11 de la noche cuando el timbre del departamento de Wednesday sonó de manera repetitiva.

Con fastidio caminó hasta la entrada evitando tropezarse con los muebles, a esa hora se encontraba a la mitad de completar uno de sus trabajos para la universidad y la única luz encendida era la de su habitación por lo que el resto del lugar permanecía a oscuras, al abrir un pequeño chillido la recibió.

— ¿Hola? —una joven de cabellera rubia y atuendo informal llevaba entre sus brazos varias cajas de pizza— ¿Eres Addams?

— ¿Quién pregunta? —respondió cortante pensando en que perdía valioso tiempo ahí parada.

— Me encargaron entregar estas pizzas aquí, por un segundo pensé que me había abierto algún fantasma ¿tienes un apagón en tu depa?

— ¿Pizza? ¿Yo no pedí...?

— Tengo tu nombre y todo, tres pizzas, una de peperonni, una de full meat y otra hawaiana para esta dirección a nombre de Addams.

En ese momento el celular que llevaba en el bolsillo vibró, era un mensaje de Bianca.

"Disfruta tu pizza, Addams ;)"

— Maldita sea, Barclay —murmuró molesta.

Wednesday Addams se hallaba cursando el último año de la universidad, al ser una de las estudiantes más destacadas no era raro que varios de sus compañeros solían tomarla contra ella con pequeñas bromas bobas, pero esa parecía la más ridícula de todas.

— Ehm... ¿señorita Addams?

Cierto, la chica de la puerta.

— Quien ordenó la pizza claramente no fui yo, fuiste víctima de una estúpida broma.

— ¿Qué? Pero.. ¿qué haré con ella? Tengo que recibir el pago o me lo descontarán del salario

La joven ahora parecía a punto de entrar en una especie de pánico antesala de un posible llanto, Wednesday suspiró, justo a esa hora, justo cuando necesitaba concentrarse y terminar con su trabajo. 

— Dame un momento, lo pagaré solo... no hagas esos ruidos.

Abrió más la puerta para invitarla a pasar, encendió las luces sintiéndose un poco molesta por el brillo a diferencia de la luz tenue de su dormitorio, caminó hasta la sala buscando su billetera. La joven interpretando eso como una invitación tácita a esperarla caminó un poco más dentro del lugar y dejó las cajas sobre la mesita de la sala.

— Bonito lugar —comentó mirando alrededor— ¿Vives sola?

— ¿Crees que debería darle ese tipo de información a una desconocida? —la voz de ella sonó ahora en la cocina, para su mala suerte no recordaba donde había dejado la billetera y ahora la buscaba fastidiada.

— Oh, soy Enid, Enid Sinclair, trabajo a medio tiempo haciendo delivery en el turno nocturno de...

— No te lo pregunté —Wednesday asomó su cabeza para verla acomodarse en uno de los sillones— Tampoco te dije que podías sentarte.

Que grosera, pensó la chica.

— Lo decía porque no soy un asesino serial o algo así, tampoco un ladrón, solo vine a dejarte eso.

— No me asustan los asesinos seriales —comentó ahora acercándose con el dichoso objeto entre las manos mientras buscaba el efectivo.

— Acaso... ¿eres uno?

— ¿Cuánto es?

— ¿Eh? ¡Ah! La pizza si... son 25 dólares. Una buena oferta por cierto, hoy justo había promoción de...

Fictober Wenclair 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora