La lluvia golpeaba suavemente las ventanas del hotel, creando un ritmo constante y melancólico que parecía acompañar el vaivén de pensamientos en la mente de Maddy. Tras la caída de esa tarde, el médico que la había revisado le había recomendado reposo y, aunque su pie estaba vendado, la incomodidad física era mínima comparada con la inquietud que la invadía. Mientras miraba hacia el exterior, recordaba el momento en que ella y Charles se habían perdido en la discusión, y cómo él, en un acto impulsivo, la había tomado del rostro, rompiendo esa distancia que había intentado mantener a toda costa. El gesto había sido breve, pero suficiente para encender una chispa que ella había hecho todo por ignorar hasta entonces.Ese acercamiento le había dejado claro lo que intentaba negarse a sí misma: los sentimientos entre ellos habían crecido, y ahora estaba atrapada en una paradoja que no podía resolver. Hasta ese momento, se había convencido de que Charles nunca podría corresponderle. Él tenía una vida junto a Alexandra, la mujer perfecta que encajaba en su mundo, y no había lugar para alguien como ella. Sin embargo, esa cercanía entre ambos, ese roce, había cambiado todo, llevándola a reconocer lo complicado de sus sentimientos y lo inevitable del caos que vendría si dejaba que avanzaran.
Un suspiro tembloroso escapó de sus labios mientras se apoyaba en la baranda de la terraza, intentando calmar sus pensamientos. La suave brisa nocturna acariciaba sus mejillas, mezclándose con el murmullo del mar y la lluvia. Se había envuelto en una especie de burbuja, ajena a todo lo que no fuera su propio conflicto interno, hasta que escuchó pasos detrás de ella. Sin necesidad de voltear, supo que era Charles. Sentir su presencia tan cerca, después de lo que había sucedido, solo aumentaba el nerviosismo que sustituía cualquier rastro de enojo previo.
Charles se detuvo a unos pasos, fijando su mirada en el horizonte, aunque Maddy podía sentir que su atención estaba centrada en ella. "Veo que el médico hizo su trabajo." Su voz era suave, y aunque sus palabras aludían al vendaje en su pie, Maddy sabía que había algo más detrás de esa simple observación.
"Sí, nada grave," murmuró ella, queriendo evitar lo inevitable. Sabía que había algo de qué hablar, algo que ambos entendían pero que ella no quería mencionar abiertamente.
Charles percibió la frialdad en el tono de Maddy, y trató de abrir camino con una conversación casual. "Siempre es aquí donde te encuentro cuando estás intentando aclarar tu mente."
Maddy esbozó una sonrisa, aunque no logró alcanzar sus ojos. "Este es el único lugar donde puedo... respirar."
Charles inclinó la cabeza, observándola de reojo antes de acercarse un poco más. La distancia entre ellos era cautelosa, pero había en ella un dejo de timidez que no existía antes, algo que ambos sentían pero no reconocían. "¿Respirar o escapar?" Su voz era baja, y cada palabra parecía resonar en el aire cargado de una tensión diferente, mucho más delicada que la discusión que habían tenido.
"¿Y por qué haría eso?" replicó ella, con un tono que intentaba desafiar la realidad que ambos sabían que existía, pero ninguno quería confrontar.
Él la observó con una sonrisa casi triste. "Porque las cosas entre nosotros son... complicadas."
Maddy giró lentamente hacia él, manteniendo una expresión indiferente, aunque por dentro sentía el nudo apretarse en su garganta. "Complicadas no es la palabra que usaría."
La sonrisa de Charles se amplió, pero había algo vulnerable en ella. "¿Ah, no? ¿Y qué palabra usarías entonces?"
El peso de la conversación la sobrecogía, y Maddy apartó la mirada hacia el mar. "No lo sé, Charles. No quiero pensar en esas cosas." Sus palabras eran un intento de desviar la atención, pero ambos sabían que no era cierto.
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labyrinth - Charles Leclerc
FanfictionMaddy siempre había vivido atrapada entre las expectativas de su familia y los deseos de su propio corazón. Criada en Monterrey, México, su camino estaba marcado por el deber de estudiar abogacía y alcanzar el éxito convencional. Pero sus verdaderos...