Capitulo V.

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Solo dos días habían pasado de la fatídica cena y Rosalie aún no se había encontrado con su compañera, quien resultó ser la princesa de Inframundo, tal y como esas malditas brujas dijeron.

La verdad es que Rosalie está en un estado mental y emocional desastroso. No sabe en qué concentrarse primero, porque su ansiedad y su pasado no deja de gritarle que todo el dolor que tiene es porque se lo merece.

Rosalie no puede evitar estar reacia porque todo es demasiado perfecto. Demasiado bueno para ella.

Después de la cena, no cambió mucho. Sus hermanos de aquelarre regresaron tranquilos, preocupados por ella, pero tranquilos en otros aspectos. Y es que las brujas se encargaron de encantarlos lo suficiente como para que se relajarán respecto a su seguridad física.

Ya no tenían que preocuparse de conspiraciones porque todas las cartas estaban sobre la mesa. No hay falsedad ni engaños, todo lo oculto le será revelado a Rosalie una vez que ella deje su orgullo y sepa preguntar.

La rubia sabe que se está comportando como una niña. Infantilmente escondiéndose en su habitación con la esperanza de que al salir de su habitación los problemas de afuera ya se hayan resuelto por arte de magia. Que fastidio era cuando el problema era interiormente.

Más aún cuando el problema lo tenía Rosalie, quien no ha ido a terapia en décadas.

Su mente es un desastre y ella sabe que si sale de ahí y se encuentra con la princesa solo será un desastre mayor, porque presiente que cualquier verdad o información que se le diga, solo sobrecargara su sistema.

Pero ella sabe que para que esté dolor se vaya, tiene que buscar la cura de él. Rosalie en sus dos días de aislamiento descubrió que la princesa era su enfermedad y su cura al mismo tiempo. Mientras que Viktor solo era su dolor de cabeza que insistía e insistía hasta que se volvía insoportable y Rosalie tenía que echarlo de su vista.

Sus hermanas Denali no le decían nada. Solo la miraban y le preguntaban qué quería y cómo se sentía. No preguntaron por nada acerca de su compañera, a sabiendas que solo desatarán la ira de Rosalie y traerán un dolor más profundo.

Ellas nunca harían algo para herir a su hermana menor, así que simplemente callan y miran con expresiones miserables la eterna lluvia afuera.

Porque la princesa en su estado malcriado declaró que si ella no es feliz, nadie más lo será, por lo que les estropeó la experiencia de ir al jardín o recorrer el castillo por sus partes exteriores a los demás.

Rosalie veía la lluvia y se consolaba con el simple hecho de que no solo ella estaba de mal humor y pasándola mal. Aunque también se decía mentalmente que la miseria de sus hermanas y de la misma princesa era culpa suya ante su cobardía e inmadurez.

Pero ignoraba eso.

Hasta que ya no fue posible gracias Kate, quien rápidamente en menos de tres días se hizo amiga de los hermanos Bouchard y se propuso a reunir a las compañeras destinadas y así acabar con el drama de una novela Shakespeareana. La rubia mayor sabía que Rosalie quería estar sola, así que eso fue lo último que le dió. No le dió ni soledad, ni silencio, y tampoco le ofreció compañía.

Porque la ignoraba como si no existiera.

En algún momento, Rosalie le lanzó un zapato, harta de que la rubia la ignorara. Y Kate solo sostuvo el zapato antes de que la golpeara y continuó viendo su programa favorito, acostada como una estrella de mar en la cama de Rosalie para impedir incluso que se sintiera cómoda en su propia alcoba.

-¿Ese impulso vino de ti o de tu media naranja? -se burla con indiferencia-. Ya sabes, el que te moleste que te ignoren. -añade ante el silencio atónito de Rosalie, pues Kate nunca había bromeado acerca de su vínculo, las bromas casi siempre eran acerca de su dramático compañero-. Estoy muy segura que ella debe de estarse enojando tanto por eso que puedes sentirlo todo como si fueras tú quien creará esos sentimientos.

Dark Paradise |Rosalie Hale|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora