❝𝐀𝐃𝐈𝐔𝐒❞
No pasó demasiado tiempo hasta que Elina logró recuperar su vitalidad original gracias a los esfuerzos incansables de las druidas, quienes trabajaban con destreza para restaurar su energía y cerrar las heridas que aún manchaban su piel. Con cada toque de sus manos expertas, sentía cómo la calidez de la vida regresaba a su cuerpo, aunque la sensación de una fea marca de sangre permanecía como un recordatorio fantasma de su sufrimiento. Era una cicatriz más, una más entre muchas, que atestiguaba su lucha y el peso de su pasado.
La prisa que inicialmente la había consumido se desvanecía lentamente. Al pasar ese breve tiempo en reposo, su agitada mente encontró un rincón de calma, un pequeño refugio donde procesar las tormentosas emociones y la confusión que la habían acompañado en los últimos días. Los recuerdos de su huida, de la pérdida y de la traición se agolpaban, pero ahora, a medida que su cuerpo sanaba, su mente empezaba a ordenarse.
Era claro que no pertenecía a aquel idílico lugar, donde la naturaleza florecía en un equilibrio perfecto, y tampoco podía ni planeaba regresar a su antiguo hogar. Esa idea se sentía como una condena, sabiendo que la esperarían con antorchas y armas, listas para encerrarla, borrarla del mapa y de la memoria de aquellos que alguna vez fueron su clan. Si es que a eso se le podía llamar vida.
Elina se quedó mirando el cielo a través del dosel de hojas verdes que la rodeaba, sintiendo cómo el aire fresco le acariciaba la piel. Era un aire diferente, libre de la opresiva carga de su pasado. Pero si había algo de lo que estaba segura, era que su mente se aclararía lo suficiente cuando su poder estuviera sellado, evitando así los problemas que siempre parecían seguirla como sombras persistentes. Luego, podría pensar en lo que haría después de aquello. Tal vez viajar por el extraño mundo humano, un lugar que solo había observado desde las alturas como si fuera un cuento de hadas, donde todo era posible. Sin embargo, esos tiempos ya no existían, y ahora se encontraba en el papel de la protagonista de esas historias que tantas veces había leído. Y la realidad no era tan genial como los libros la hacían parecer.
— Señora Elina, ¿ya ha despertado? — preguntó Jenna, irrumpiendo en sus pensamientos mientras regresaba con un tazón de agua. Su extensa sonrisa iluminaba el claro, y su entusiasmo era tan contagioso que, por un momento, Elina se sintió casi aliviad, de no ser por un detalle.
La mirada de Jenna, llena de energía y vitalidad, contrastaba con el cansancio que aún residía en los ojos de Elina. Pero, ¿qué era eso de llamarla "señora"? Un término que empezaba a resultarle incómodo y grosero, dado que solo era una joven atrapada entre un pasado y un futuro incierto. Se preguntaba si era simplemente un intento de respeto o una burla encubierta. A pesar de su frustración, no podía evitar fingir sonreír ante la excentricidad de la druida.
— Si vuelves a llamarme "señora", juro que voy a golpearte —murmuró, intentando mantener un tono de broma mientras abría lentamente los ojos. Las suaves hojas del árbol donde se encontraba descansando la protegían del sol que comenzaba a calentar el aire de la mañana, pero el calor era reconfortante, a diferencia del fuego que había arder en su interior.
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𝗟𝗟𝗔𝗠𝗔 𝗗𝗘 𝗖𝗔𝗠𝗘𝗟𝗢𝗧 [Arthur Pendragon]
FanfictionUna guardia seria y distante protege al joven rey, quien, a pesar de su frialdad y del peligro, se esfuerza por ganarse su corazón. En un mundo que los separa, él arriesga todo por un amor que desafía el miedo y la soledad. [Arthur x OC] [Nanatsu no...