One Shots: Citas con Gohan (+18)

Cita 27: Fuyumi

Era una hermosa mañana cuando Gohan llegó a la casa de los Todoroki para recoger a Fuyumi. El día estaba soleado, y la brisa fresca que corría por el jardín de la casa hacía que todo pareciera más animado de lo habitual. Aunque era una cita, Gohan había decidido no llegar con demasiada formalidad. Vestía ropa sencilla pero elegante: una camisa negra bien ajustada y pantalones oscuros. Al llegar, fue recibido por la familia Todoroki, incluso Rei, que ya estaba en proceso de mudarse a su nuevo departamento.

Gohan no esperaba encontrarse con Enji, Natsuo y Shoto en ese momento, pero resultó que los tres acababan de llegar de una salida de pesca juntos. Enji, con su imponente presencia y su usual rostro serio, asintió hacia Gohan en señal de saludo, mientras que Natsuo y Shoto lo miraban con expresiones neutrales.

Enji: Gohan -Dijo cruzándose de brazos y con voz profunda que resonaba con autoridad, aunque parecía estar de buen humor- ¿Vienes por Fuyumi?

Gohan: Sí. Tenemos planes para el día de hoy.

Shoto observaba en silencio, siempre serio y reservado, mientras Natsuo, con su personalidad más relajada, le dio una sonrisa ligera.

Natsuo: Bueno, no me esperaba que las cosas entre ustedes dos avanzaran tanto *Dijo con un tono algo bromista*

Justo en ese momento, el sonido de unos pasos ligeros y delicados llamó la atención de todos. Fuyumi, quien había estado preparándose en su habitación, finalmente salió al pasillo, y cuando hizo su entrada, fue como si el aire en la sala se detuviera. Llevaba un hermoso vestido rojo con blanco que resaltaba su figura con elegancia y un toque de sencillez. Su cabello estaba perfectamente peinado, y un toque de maquillaje ligero acentuaba sus rasgos suaves y femeninos.

El efecto fue inmediato. Shoto y Natsuo se quedaron boquiabiertos, mirándola como si nunca hubieran visto a su hermana mayor tan deslumbrante. Enji, aunque era difícil de impresionar, casi se atragantó con su propia sorpresa, sus ojos se agrandaron visiblemente al ver lo hermosa que se veía su hija. Y Rei estaba igualmente sorprendida, aunque su expresión se suavizó rápidamente mientras admiraba la belleza de su hija con una sonrisa de madre orgullosa.

Pero la reacción más notable fue la de Gohan. Aunque mantenía su compostura externa, su lado protector, posesivo e incluso un poco celoso salió a flote al instante. Su mirada, que hasta entonces había sido tranquila, cambió ligeramente, volviéndose más intensa, como si estuviera listo para mantener alejados a cualquier intruso que osara acercarse demasiado a Fuyumi. No lo podía evitar; verla tan hermosa y saber que otras personas la verían de la misma manera encendió un instinto protector en su interior.

Fuyumi, sin embargo, no pareció notar las miradas intensas de sus hermanos ni la reacción de Gohan. Simplemente sonrió con dulzura, acercándose a Gohan con una confianza tranquila.

Cuando se despidieron para marcharse, Natsuo no pudo evitar hacer un comentario mientras observaba cómo Gohan y Fuyumi se alejaban en el Bugatti.

Natsuo: Pensé que al menos que le darías el típico sermón de “cuida bien de mi hija”.

Enji, que hasta entonces había permanecido en silencio, soltó un leve suspiro y miró a Natsuo con una expresión seria pero tranquila.

Enji: Confío plenamente en Gohan -Dijo recordando varias conversaciones que había tenido con él en el pasado, particularmente aquella vez cuando Gohan lo ayudó a deshacerse de Ending, una historia que aún mantenían en secreto entre ellos- Sé de lo que es capaz y de lo que siente por Fuyumi. No necesito decir nada más.

Natsuo levantó una ceja, sorprendido por la confianza que su padre depositaba en Gohan, pero decidió no indagar más.

Mientras tanto, Gohan y Fuyumi paseaban por el restaurante de cinco estrellas que Gohan había reservado con antelación. La gente no podía evitar mirarlos. Fuyumi, con su elegante vestido, robaba miradas por donde pasaban, y aunque ella era modesta y no buscaba esa atención, Gohan lo notaba todo. Cada vez que alguien la miraba con demasiada intensidad, lanzaba una mirada gélida y protectora que dejaba claro que nadie debía acercarse.