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EN SU VIDA, SOLO HABÍAN DOS PERSONAS qué llegaron a tener su odio, y amor por igual. Arisu solo había valorado, y despreciado a dos personas en su vida, a ambos les tuvo tanto resentimiento, como les tuvo a amor, solo que las situaciones eran muy distintas, y el orden de eso también. Naōya fue la primera persona que se ganó su odio desde antes de fingir qué no sabía que tenía un gemelo. No soportaba mantener su innata mirada en su gemelo nada grato. Y era algo que su abuelo había notado, ella le tenía envidia, la razón por la que Arisu odio tanto a su gemelo menor: era simple, pura envidia, uno de los sentimientos más viscerales e incomprensibles del mundo, más viniendo de alguien como ella. Arisu lo tenía todo, ella a quién habían querido, y cuidado, tenía envidia a su hermano, a quién habían repudiado.
Desde pequeña le habían puesto esa enorme carga en la espalda, tenía que demostrar que era la elegida, la digna, la perfecta. Mejor que su inútil hermano gemelo que no tenía nada de especial, y no era más que un quirkless.
Era ridículo solo pensarlo, pero la realidad.
Mientras veía como su gemelo parecía estar bien, y insistir en esforzarse aunque nadie lo tomaba en cuenta. Arisu estaba avanzando cada vez más, haciendo notar la realidad de lo que los adultos tanto alababan, y sobresaliendo con creces entre los héroes profesionales. Pero ella solo veía gente hipócrita alabando solo su mera existencia por la razón que eso conllevaba, y poco a poco su ego que escondía la baja autoestima que tenía por la valía de su misera vida, fue creciendo desmesurado. Se había tendió que repetir en voz baja muchas veces que era la más fuerte para no romperse, se había auto convencido de ello. No había nadie como ella... Ella era perfecta. Pero.. aveces, cuándo escuchaba los malos comentarios hacia su personalidad, o con referente a qué solo valía nada más que como la honrada... Pensaba que había desperdiciado dieciocho años de su vida, para nada. Nadie venía nada debajo de lo que conllevaba ser ella, todos decían cuan egoísta era por como se expresaba, pero no se ponían a pensar si ellos eran egoístas con ella.
Ella no quería nada de eso.
Ella no era nada para nadie si no era fuerte.
Quería ser libre, qué nadie esperara nada de ella, qué la dejarán ser, pero tenía qué cumplir con unas expectativas demandantes, después de todo, ¿Quien era ella si no cumplía con él motivo por el qué nació? Ya su clan había sido deshonrado con él nacimientos de un primogénito inservible, no podía ser igual.
Justo cuando estaba cayendo en la frustración, y la impotencia de los sentimientos qué surgieron tras notar qué no valía ni para su mismo Clan, él apareció.
