Capítulo 8: Formación

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 Uraraka volvió a la sala de estar con sus padres, se había quitado la ropa de la salida y colocado otras prendas más informales y cómodas, tras lo cual regresó a la sala de estar con su familia.

- Ochako, ¿qué tal te fue? - dijo su madre. que preparaba la mesa para la cena, mientras su padre oía atento desde la cocina, mientras terminaba de cocinar.

- Me fue muy bien, mamá - respondió, y comenzó a contar sobre la exposición de arte, de su almuerzo, y la tarde en los juegos electrónicos, mientras los alimentos eran servidos y comenzaban a comer.

- No fueron al cine - recalcó el padre - Me agrada, es un muchacho original.

- ¿Y ya se besaron? - preguntó sin pudor la madre, haciendo que tanto padre como hija esculpieran lo que tenían en la boca por la sorpresa, que por suerte solo había sido agua.

- Cielo - llamó el mayor - ¿No te parece muy pronto?

- Solo sería pronto si Ochako lo dice - remató la madre, incomodando aun más a la hija y el padre se sentía frustrado. Los celos nunca lo habían calificado, pero también era cierto que su hija crecía mucho más rápido de lo que esperaba, aun la veía como una pequeñita de cachetes regordetes. Apoyó su codo en la mesa y se apretó el tabique de la nariz.

- Ochako - llamó con voz seria, preocupando a la más pequeña - Trae a ese diablillo a casa.

- ¿Papá? - preguntó extrañada ¿Había escuchado bien? ¿Su padre estaba invitando a Deku-kun a visitarlos?

- Yo mismo lo comprobaré. - dijo decidido, pero no agresivo - Veré si ese rufián es digno de mi hija, y si merece el derecho de quitarme a mi Ochako-chan.

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 En la estación de metro, Izuku tomaba un transporte, para que luego otro que lo dejase más cerca de su casa. Y su mente era un mar de sensaciones y sentimientos. No exageraba al decir que quizá había sido la mejor tarde de su vida, al menos hasta el momento: Feliz. Clara y contundentemente feliz. Pensó en su compañera, quien ahora era su novia.

 Novia. 

 Novia. 

 Novia. Era sorprendente hasta de pensarlo. No dejaba de recordar a esa chica. En esos ojos chocolate que parecían brillar como una estrella, su cabello tan peculiar y único, con esos mechones al costado que resaltaban su bello rostro. Y esa sonrisa. Esa bendita sonrisa. Que maravilla era poder verla sonreír. Le encantaba la forma en que pronunciaba su apodo y nombre de héroe Deku. Tanto tiempo dicha expresión era sinónimo de problemas, y ella pudo cambiarlo solo siendo ella.

 Tanto se perdió en sus pensamientos que se movió por inercia, ya estaba abordo del metro correcto a su hogar, por lo que en pocas estaciones llegó a la correcta, y caminó a su hogar. ¿Siempre se veía tan estrellado el cielo? Llegó a su hogar, y su madre estaba viendo televisión, pero cuando lo oyó llegar, apagó el dispositivo y fue con su hijo, su cara reflejaba nerviosismo.

- I-Izuku... - tocaba sus manos en signo de preocupación - ¿Te fue bien? ¿Estas bien? - por supuesto que su madre sabia lo que haría su muchacho, que dejaba de ser un niño y se adentraba en sus primeros pasos en la hombría.

- Sí, mamá, estoy... más que bien - dijo sonriendo sinceramente, lo que alivió a la mujer. Al igual que su compañera, comenzó a contarle a grandes rasgos lo que había acontecido. La progenitora miraba conmovida a su muchacho, feliz de que hubiese encontrado alguien especial. No consideraba feo a su hijo, pero tampoco lo idealiza como otras madres a sus retoños. Sabia que su hijo contaba con muchos defectos, y que dichas cualidades podían ser desagradables a las jovencitas. Los chicos como Izuku no solian ser populares, al menos no de jóvenes. Saber que saldria con una chica despertaba muchas ideas y emociones, y su mente comenzó a navegar por algunas negativas. ¿Qué clase de chica se acercaría a Izuku? ¿Sería una de esas que usaba a los chicos buenos y algo tontos para conseguir de ellos notas, salidas y comida gratis? ¿Le habría tenido pena y habría aceptado a su hijo y le permitiría acercarse solo por lástima? ¿O sería una jovencita buena que estaba dispuesta a querer a su hijo por sus virtudes y aun pese a sus flaquezas? Alguien capaz de detectar y reconocer a una mujer es... otra mujer. Quería asegurarse que la actual pareja de su hijo no sea peligrosa para él.

A lo Largo de mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora