| Querido Diario | V

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18 De Marzo

Pov María Corina.

-. ¿Te encuentras bien? -, primero fui a la mano que se poso gentilmente sobre mi hombro y acto seguido a la voz tan apasible que me había sacado de mis pensamientos.

-. Lo estoy -, respondí de forma mecánica, Delsa sonreía no muy convencida de mi respuesta, pero qué más daba, no podía sacarme las palabras a cucharadas y yo definitivamente no quería hablar.

-. Tu rostro dice todo lo contrario, linda -, tomo una silla de la siguiente mesa y la pego a la mía, casi sabiendo sus piernas a las mías. Estaba muy cerca y yo estaba muy incómoda.

-. Cansancio, no es fácil rodar toda Venezuela -, aquella era la mentira más grande que había dicho, estaba acostumbrada a viajar y esos días había tenido un buen descanso como para no quejarme de ese primer viaje en semanas.

-. Te conozco como la palma de mi mano, María Corina. A ti te pasa algo -, sonreí irónica y negué ante tu afirmación, ni yo misma me conocía de tal forma.

-. Deja ya -, me levanté de mal humor, estaba irritable y la conversación maternal de Delsa me había sacado de quicio, si bien ella no tenía la culpa, en ese momento no quería nada con nadie.

Fui directamente a la habitación del hotel. Quería descansar un poco la mente y quizás conseguir dormir un par de horas ante de salir a la reunión con el equipo de mi partido político.

-. ¿Y tú qué tienes? -, Mercedes con una sonrisa preocupada me atrapó a mitad de camino, con ella no podía ni quería ser una grosera, tenía que controlar mi irritabilidad.

-. Cansancio -, respondí casi sin voz, respirando profundo ante de cometer cualquier falta de respeto por una estupidez -. De hecho estaba yendo a descansar, Mercedita -, aquello me había salido con un ánimo muy bien camuflado.

Supuse que ella había optado por tragarse el cuento al verme tan desanimada.

-. María -, gire totalmente fastidiada, no quería hablar, no quería interactuar con el mundo, no en ese momento.

-. Freddy -, sonreí -. Que alegría -, si me alegraba genuinamente verlo, pero no en ese momento.

-. Mi vida, te ves terrible. ¿No dormiste bien? -, sonreí más fuerte, yo sabía que estaba horrible. Solo quería que me tragara la tierra en ese momento.

-. Demasiado cansancio acumulado -, mentí, caminando con el hacia las habitaciones.

-. Ve a descansar. La coordinadora no se puede dormir a media reunión -, reí ante el chiste sin gracia y por fin llegué a la habitación a descansar.

Me dolía fatal la cabeza, estaba llena de emociones que me llevaban desde la felicidad hasta la sensación de tristeza más absoluta.

-. Adelante -, accedí al permiso que la persona que tocaba a la puerta pedía, quería dormir pero tampoco me apetecía estar sola.

Solo dios podía entender el manojo de emociones absurdas que estaba sintiendo en ese momento.

-. ¿Qué haces aquí? -, pregunte esquiva al verla entrar a la habitación. Se veía tranquila, pero yo en ella ya no confiaba.

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