Godwin-1

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Por fin estoy lista para escribir los 39 latigazos, ¡Vamos! A veces siento que yo no escribo está historia, ni siquiera me gustan algunas cosas pero simplemente pasa, de verdad no siento que la escribo yo, siento como si fueran cosas que sí o sí deben pasar.

Comencemos, pónganse sus cascos de guerra, porque la usurpación está cerca.











Godwin Frey, una historia de posesión demoníaca:

La historia de como un joven quedó marcado por la oscuridad sin darse cuenta, fue presa de seres inhumanos y se produjo una posesión demoníaca.

“Una vez que la oscuridad toca tu alma deja una marca profundo en tu ser”.

En el gran salón una mujer amamantaba sin pudor alguno a su pequeño bebé recién nacido, los ojos del rubio fueron hasta él y lo admiró con algo de anhelo: Es Gilbert Blackwood, el hijo menor de Lord Benjicot Blackwood.

—Si sigues viéndole las tetas a mi madre te voy a golpear —Oyó a su costado, Godwin dio un bufido hacia el pequeño Oscar quien ya tenía más de diez de años pero su altura y tamaño no eran pequeños, esa piel exótica y ojos cristalinas son feroces.

“¡Pack!”, un golpe salió del costado directo a la nuca de Oscar, fue Hemuth quien le dio una bofetada y lo mandó de nuevo a “jugar con sus espadas”, el niño con una expresión hosca obedeció.

—¡Y no le faltes el respeto a tus hermanos mayores, pequeño pulgoso! —Por poco le una patada, Godwin se burló ganándose una mala mirada por parte de un Oscar quien se fue a un rincón para jugar con Samwell, el tierno Sam.

—No seas duro con él —le dijo el rubio, en el salón las sirvientas estaban teniendo difícil alimentando a otro niño.

Kermit Blackwood nació fuerte pero muy callado, con unas extremidades largas y unos ojos verdes muy oscuros similares a los de su padre, aunque entre el verde se puede ver destellos de motas doradas, es extraño notarlo pues el niño no mira a los ojos a nadie, su carácter es irracible y se frustra con facilidad.

“Nació tonto”.

“Medio cerebro”.

“No es un niño normal”, se decía, con solo la presencia del Lord todos callaban y dejaban al pequeño Kermit en paz.

—Hemuth, ayuda a tu hermano a comer —ordenó la mujer limpiando la boca del bebé, Kermit tiró su plato directo a la cara de una sirvienta provocando un estruendo —. Hemuth, te estoy hablando.

Kermit odia ser tocado a no ser que sea uno de sus hermanos, es como un instinto grabado en sus huesos, solo su padre puede cargarlo o sus hermanos mayores.

Lady Blackwood observó a su hijo y este solo miró a otro lado tarareando una canción de cantina, la mujer apretó la mandíbula y llevó sus ojos al rubio quien se hallaba al lado de Hemuth.

«No a mí de nuevo».

—Godwin, ve a darle de comer a Kermit —pidió sin dejar lugar a un “no”, el rubio también puso una expresión desagradable —. Vamos, hazlo.

Godwin se acercó a la mesa y sujetó con fuerza a Kermit, este se quedó tranquilo teniendo la atención de uno sus hermanos, de por sí a nadie le gusta darle de comer a Kermit pues...

“¡Ah!”, exclamó Godwin, Kermit le había mordido el brazo y no quería soltarlo, Hemuth vio desde un costado conteniendo su risa.

«Es como alimentar un perro rabioso», se dijo.

—Con más paciencia, ustedes también fueron niños —dijo lady Blackwood, Godwin puso los ojos en blanco sin ser visto, esta mujer siempre le pareció un dolor de cabeza en muchos aspectos.

Una Esposa Para Willem Blackwood Donde viven las historias. Descúbrelo ahora