Godwin-3

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“No deseo regresar, he hallado mi lugar en el mundo y es al lado de lady Erzebeth Frey, mi amada prometida”, fue una de las tantas cosas que decía la carta, esta fue leída ante todos los presentes.

—¿No quiere regresar? ¡Ja! —exclamó el joven Hemuth Blackwood al volver de Aguasdulces y no hallar a su hermano Godwin.

Ahora debe oír esta barbaridad insensata, todo le pareció irreal.

Kermit no había querido comer y Sam no paraba de buscar a su hermano, el mismo Lord Blackwood luego de años recordó la existencia de Godwin y exigió con una carta nada agradable que regrese, esta fue la respuesta: al lado de Erzebeth Frey.

Se sentía furioso y peor aún, traicionado, ¿qué era aquella invención? ¿Casarse con la hija de Lord Helmus Frey? Cualquiera lo creería lógico pero él lo sabe, a Godwin no le gustan las luchas por poder y posición, quizás la muerte de su madre lo dejó marcado a muy corta edad, nunca tocan ese tema pero ambos lo saben.

Inclusive desea convertirse en maestre, nadie en la mesa creyó las palabras dichas en la carta, incluso Willem quien había regresado por una temporada mientras su esposa solucionaba el problema con las langostas que devoran los cultivos no lo creyó.

—Iré por él —sentenció Willem, el niño había quedado atrás para dar lugar a un joven hombre, su porte siempre altivo y su rostro amable aunque de caracter salvaje.

Lord Benjicot Blackwood puso la mano en la mesa haciendo callar a todos, de por sí no es algo que pueden controlar pues es perfectamente normal que entre primos se desposen, impedirlo sería solo mal visto y serán acusados de negarle un derecho al joven Godwin, el de regresar a su casa materna.

—No hay nada que podamos hacer —dijo Benjicot —. Es su desición.

—¡No lo es! —gritó Hemuth —. ¡Él no decidiría algo así!

El ambiente se puso tenso, con una mirada peligrosa el padre de todos los muchachos presentes se levantó de su silla dejando a un Hemuth un tanto nervioso, aún así no retrocedió, pudo sentir el peligro cerca.

—Hemuth, no le hables así a nuestro padre —intercedió Willem calmando los humos para ambos.

Los menores Oscar y Sam se quedaron callados en una esquina, en el rostro de Oscar parecía haber una expresión de culpa, tal vez no debía amenazar tanto a su hermano mayor.

—Tampoco podemos dejarlo solo si alguien lo está manipulando para escribir estás palabras —dijo su madre, por primera vez en mucho tiempo Hemuth tomó el brazo que le extendió la mujer posicionandose detrás suyo cual escudo protector, el pequeño Gilbert se removió por los gritos y comenzó a quejarse él también.

Benjicot pudo apreciar como toda su familia se ponía en su contra, Gilbert le frunció las cejas a una muy corta edad y quedó asombrado, solo Oscar se mantuvo a su lado aunque muy callado.

—Basta —ordenó —. Haré algo, lo traeremos de regreso si alguien está detrás de todo esto —ofreció con una voz calmada, de inmediato Hemuth asintió y soltó a su madre para tomar el brazo de su padre —. Pero...

—¿Pero? —preguntó Hemuth, Willem se quedó atrás pensando algo disgustado mientras leía otra vez la carta.

—Nadie hará nada hasta que yo lo ordene —sentenció, sus palabras derrumbaron las esperanzas del joven de ojos verdes —. Si alguien está tramando todo esto entonces no los quiero involucrados.

Esa tarde Hemuth asintió, Willem se quedó con el papel como si este tuviera algo extraño y quiso ir con su madre para hablar a solas.

Tuvo una idea, a veces sueña con personas que lo ofenden, le gusta imaginar que los tortura de maneras crueles que no pueden ser replicadas en la vida real pues se ganaría una denuncia por excesiva crueldad.

Una Esposa Para Willem Blackwood Donde viven las historias. Descúbrelo ahora