CAP 3

200 29 14
                                    

—Yo no veo tan claro que el trabajo sea tuyo —murmuró Lewis, mi novio, mientras jugaba con mi cabello cuando descansé la dolorida cabeza en su regazo después de tan largo día

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Yo no veo tan claro que el trabajo sea tuyo —murmuró Lewis, mi novio, mientras jugaba con mi cabello cuando descansé la dolorida cabeza en su regazo después de tan largo día. Aspire sus feromonas, el rico olor a Alfa dominante me hizo sentir muy bien.

—Ni siquiera sé por qué quieres trabajar en Red Bull, no me agrada Max Verstappen. Siempre te ve como si le pertenecieras. Incluso, a veces, lo hace a propósito delante mío. 

—¿Estas celoso de un Alfa dominante? Vaya, eso sí es algo nuevo.

—...No me agrada y ya —añadió. Luego recapacitó— En realidad me parece una oportunidad fabulosa. Y si te sientes cómodo, está muy bien.

Seguía sin entender porqué estaba tan a la defensiva, ¿De verdad estaba celoso? Sin embargo, Lewis hacía lo posible por fingir que se alegraba por mí. Llevábamos juntos desde 2017 y conocía cada infexión de su voz, cada mirada, cada gesto. Deslicé una mano por debajo de su camiseta y comencé a rascarle la espalda. El pobre parecía tan desdichado que me sabía mal molestarle con los detalles de la entrevista, pero necesitaba hablar del tema con alguien.

—Soy consciente de que este trabajo no será nada fácil, pero estoy seguro de que podré encontrar algo mejor dentro de las próximas temporadas —dije— Tú no crees que trabajar en Red Bull sea una traición, ¿verdad?

Lewis me estrechó el brazo y se tumbó a mi lado.

—Cielo, eres un piloto brillante y sé que lo harás de maravilla estés donde estés. Por supuesto que no es una traición. Es justicia. ¿No has dicho que si inviertes un piloto de Red Bull te ahorrarás años más en otra escudería?

Asentí con la cabeza.

—Eso dijeron Hanna y Gianpiero, que la compensación era automática. Logra trabajar un año para Max sin que te despida y con una llamada te conseguirá un empleo donde tú quieras.

—En ese caso, ¿cómo no vas a aceptar? En serio, Checo, trabajarás un año y conseguirás un puesto en cualquier escudería. ¡Es lo que siempre has querido! Y por lo visto llegarás allí mucho antes haciendo esto que cualquier otra cosa.

—Tienes razón, tienes toda la razón.

—Además, eso signifcaría que podré verte con mas frecuencia, lo que reconozco me hace mucha ilusión —Me dio uno de esos besos largos y perezosos que teníamos la sensación de haber inventado nosotros— Deja de preocuparte tanto. Tú mismo has dicho que no estás seguro de que el puesto sea tuyo. Esperemos a ver qué pasa.

Preparamos una cena sencilla y nos dormimos viendo televisión. Estaba soñando con abominables Omegas que practicaban el sexo en el patio mientras bebían whisky y gritaban a mi dulce y adorable novio, cuando sonó el teléfono.

Lewis descolgó el auricular y se lo llevó a la oreja, pero no se molestó en abrir los ojos ni la boca. Lo dejó caer a mi lado. Yo no estaba segura de poder reunir la energía necesaria para levantarlo.

EL DIABLO VISTE DE RED BULL | CHESTAPPEN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora