Capítulo 2

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"Cuídate de mi"

Al llegar a la casa de su padre, sus propios hombres se adelantaron a saludar a los guardias de la casa con una reverencia. Los guardias de su padre eran todos hombres muy bien entrenados con años de experiencia por lo tanto tenían un rango superior que los suyos.

Tine saludo con una sonrisa y la puerta fue abierta de par en par para dejarlo pasar. Al poco tiempo de entrar se escuchó la voz de una mujer.

- No lo diré de nuevo niños, recojan este mugrero.

Tine sonrió al escuchar las protestas de sus dos hermanos más pequeños.
El mayordomo de la casa llamado Fran salió a recibirlo y sonriendo subió al segundo piso. Luego de unos segundos se escuchó el sonido de pasos rápidos hasta que tres cabezas, una más grande que las otras dos aparecieron por el balcón.

- ¡Tine! - gritó uno de los gemelos corriendo escalera abajo para abrazar a su hermano - viniste. Dijiste que nos visitarias y viniste.

- Claro que si, yo no te mentiría ¿o si? - preguntó con cariño mientras revolvía los cabellos ondulados, muy diferente a sus propios cabello lacios.

- No, tu nunca nos mientes y siempre vienes.

De pronto una personita casi con el mismo rostro empujó a un lado con su hombro a su gemelo y luego sonrió inocentemente.

- Tine, mira, saqué 10 en ciencias. Dijiste que si sacaba 10 me llevarías un día contigo - el otro gemelo casi gritó empujando una hoja que efectivamente tenia un gigante 10 en el centro.

- AJ, eres muy inteligente, igual que tu mamá.

El sonido de unos tacones junto a una sonrisa hizo que Tine volviera la mirada hacia la escalera donde una preciosa mujer de cabello ondulado y rojo bajaba sosteniendo como podía su gran panza. Dos sirvientas caminaban una a cada lado nerviosas intentando que la señora no se apresure.

- Tenga cuidado señora, no corra - gimió casi en pánico una de ellas.

- Tranquilas, aún puedo caminar.

La mujer al fin llegó frente a tune y como pudo lo abrazó fuerte apretando su panza contra Tine.

- Mi niño, que bueno que llegaste, tus hermanos no quieren ordenar su desastre de cuarto.

Tine sonrió un poco mirando el rostro de su madrastra, le dio un beso en cada cachete y luego tocó su panza.

- ¿Cómo está el nuevo integrante?

La mujer cambió su rostro sonriente por uno enojado, suspirando a un costado haciendo mover los mechones de su rostro.

- Esta perfecto, pero este niño tiene tanta energía. No para de patear una y otra vez mi vientre y lo hace aún más cuando escucha la voz de tu papá.

Tine sonrió tenso separando a la mujer de su abrazo. Su padre nunca fue cercano a él ni a sus dos hermanos, era raro escuchar como era "el mejor padre del mundo" con sus hermanastros. No lo resentia, solo era raro.

Luego de los saludos iniciales, la mujer volvió a mirar con el ceño fruncido a sus dos hijos mayores quienes corrieron despavoridos hacia su habitación. Su madre no los dejaría jugar con Tine si es que esa habitación no relucia de limpia.

La mujer acompañó a tine unos minutos tomando un poco de té hasta que el mayordomo salió y lo llamó.

- Joven Tine, su padre lo está esperando.

La mujer sonrió, beso el dorso de su mano y le dijo que iría a ver si los gemelos habían terminado de limpiar.

- Cuando termines tus asuntos no te vayas inmediatamente, sube a jugar con ellos. AJ y JJ te admiran mucho.

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