Encierro

Capítulo 02

Eres realmente tan...

La familia de Sarawatt se podría describir como complicada y la relación entre ellos mucho más que complicada, a veces desgastante, a veces odioso.

Sarawatt era un bastardo, igual que su hermano mayor. El único hijo legítimo y heredero era el mayor hijo del medio, el hijo de la esposa de su padre.

En el mundo de la industria médica su familia era la más poderosa. Su abuelo había apilado constantes invenciones bajo su empresa haciendo de su apellido algo intocable. Luego el viejo murió y cuando todos esperaban que ascendiera el hijo mayor como heredero, el testamento cambio todo el panorama dejando a su segundo hijo en la cabeza de la familia.

Desde ese día hubo una rivalidad entre los dos hermanos que no duró mucho, pues al menor le diagnosticaron cáncer de la piel en etapa 2 lo que lo llevó a retirarse al extranjero para recibir tratamiento. Para el pesar de todos, el negocio familia quedó en manos del hijo mayor. Nadie le tenía fe y muchos integrantes de la familia se prepararon para despedirlo pero aunque el era tonto para los negocios y priorizaba la vida nocturna, terminó siendo más astuto que todos ellos.

Le propuso matrimonio a la hija de un importante político que era hijo de toda una generación de ministros, cancilleres, un presidente, todos metidos en la política. La familia de ella lo apoyo y cuando menos esperaban el era intocable.

Pero el viejo bastardo seguía siendo el inútil de siempre reduciendo las riquezas a la mitad en solo un par de años. Se generaron deudas y la mayoría de sus proyectos fracasaban. Tampoco es que le importara mucho pues su prioridad eran sus amantes y lamer el piso donde pisaba su futuro suegro. Luego tuvo a su primer hijo de una de sus amantes lo que hizo que la relación con la familia de su prometida flaqueara. Así que aunque realmente no quería hacerlo se terminó casando, ocultando a su primogénito y teniendo a su primer hijo con su entonces esposa.

Los dos niños crecieron con un año de diferencia en realidades distintas. Su hermano mayor vivió en el campo sus primeros años de vida con humildad pero sin ninguna necesidad. Su segundo hermano creció con todos los privilegios que su apellido le daba en una casa gigante, con empleados y entre la austeridad.

Luego harto de hacer el papel de padre de familia y esposo amoroso y leal, sabiéndose vigilado por la familia de su esposa se fue un tiempo al extranjero para "hacer negocios" lo que significa realmente tener más amantes. Entre todas ellas conoció a una mujer, educada, re familia media que no sabía de nada sobre el. Le ocultó su matrimonio y sus dos hijos para salir con ella y cuando quedó embarazada el le hizo firmar un certificado de matrimonio falso y vivieron juntos todo el embarazo.

Cuando la mujer supo la verdad tenía a un recién nacido en sus brazos. El había vuelto a Tailandia para tranquilizar a la familia de su esposa que había estado histérica por su ausencia y también para dejar de evitar sus responsabilidades como jefe de familia. Se fue con la excusa de que tenía que resolver los papeles de herencia de sus padres y que volvería por ella. La mujer era inteligente, lo siguió en secreto y descubrió su doble vida, tomó a su hijo y se que a vivir donde el no la pudo rastrear.

Sarawatt vivió con su madre en Europa hasta su primer año cuando un hombre con la piel caída y de un color poco saludable se acercó a ellos. Era su tío, el hermano menor y verdadero heredero del apellido       .

Su tío había vuelto por lo que le correspondía, se hizo cargo en menos de un mes de la familia entre disputas con su hermano por el poder y cuando todo estaba relativamente en paz, por su enfermedad, la familia e inversionistas había pedido un heredero. Su tío ya tenía 35 años y no existía ningún heredero más que los hijos de su hermano mayor. Su tío no podía ni quería tener hijos por lo que opto por elegir a uno de los hijos de su hermano como heredero.

Entre el hijo de un matrimonio por conveniencia que se había criado bajo la tutela de su madre que debía su lealtad a su familia materna y el hijo bastardo que era un niño problemático que era mimado por su madre en el campo, prefirió el tercer hijo, también bastardo pero hijo de una mujer extraordinaria.

Tras largas conversaciones con su madre que duró meses, a sus tres años Sarawatt fue a Tailandia y conoció a su padre y sus hermanastros. El primero era un hombre de 40, desgastado por sustancias y que lo miraba como si no fuera nadie. Recordaba la primera vez que lo vio al lado de su esposa y su "único hijo", sentado ignorando todo y cuando por fin entraron en su campo de vista sus ojos pasaron de su madre hacia el. Había decepción en sus ojos, hasta tal vez odio y Sarawatt solo se quedó tenso en los brazos de su madre.

Su madre acepto criar a Sarawatt como futuro heredero por lo que se mudó a un apartamento decido por su tío y crío a su hijo con amor y dedicación.

La rutina diaria del pequeño Sarawatt era jugar e ir a pasear pero siempre tenía que volver a casa de su padre para saludarlo y convivir con la familia. Tenía que crear un lazo entre el y su familia para fomentar una lealtad. El recuerda estar cansado, no quería ir a esa casa. Lloraba cada vez que su madre lo llevaba o intentaba llevarlo, a veces tenía que convivir con su hermano del medio en la habitación de juegos donde ni siquiera lo miraba y solo se ponía a leer.

Su hermano mayor a veces coincidía visitando la casa, al principio se acercó amable para jugar con él pero luego cuando nadie veía lo empujaba en el lodo y en la pileta del jardín delantero haciéndolo llorar en silencio.

Recuerda haber sido un niño triste y su madre lo sabía, entendía que su madre a pesar de verlo así lo hizo por su futuro. Ella creía que estaba haciendo bien en aceptar que sea el heredero pero el solo quería volver a casa, en Europa donde tenía una casa modesta y nada ostentosa, calidad y donde salía el sol que no quemaba demasiado y hacia viento que no helaba su piel.

Cuando ingresó al inicial de cinco años había más de lo mismo, niños gritando, llantos, empujones, mocos y pañales sucios. Le daba asco ir a ese lugar pero su madre insistía que fuera, era parte de su socialización. Podía decir que lo odiaba y comenzaba a odiar a su madre, hasta que apareció el.

Era un niño de seis años que había llegado de la mano de una mujer hermosa. Se había unido a los demás niños a jugar. Al principio no le había prestado atención pero cuando un niño le derramó en la cabeza gelatina disuelta el había corrido preocupada hasta el.

- No hagas eso, el no te hizo nada ¿Por qué lo haces? - preguntó casi gritando al otro niño.

- No seas amable con el, el solo se queda ahí quieto sin decir nada, sin jugar. El es un marica.

Tine arrugó su frente molesto y se plantó frente a Sarawatt protegiéndolo de la vista del otro.

- ¡Ni siquiera saber que significa esa palabra así que mejor no lo digas!

El otro niño se asustó ante el potente grito de Tine y corrió hacia el otr9 lado. Sarawatt pensaba que se había terminado, que el niño más grande que el se alejaría pero en cambio Tine se acercó, tomó sus mejillas y lo sostuvo para ver sus ojos. Tine iba a decir algo pero al verlo tan cerca exclamó un divertido "o" con la boca abierta.

- ¡Tienes unos ojos tan bonitos, son como caramelos de café!

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Tine recostó su cachete en su mano intentando parecer tierno. Sarawatt lo soltó de pronto y retrocedió sacudido por algo. Tine río bajito y volvió su atención a su plato.

- Me gusta molestarte, tus ojos son tan bonitos cuando están desconcertados.

Sarawatt miró hacia la avenida que se podía ver desde la ventana del restaurante. El hizo un sonido pegajoso y se volvió a sentar.

Tine continuó.

- Tus ojos son tan bonitos, es como el color de un café caliente y dulce.

Sarawatt que había vuelto a comer levantó su mirada sorprendido por lo parecido de la frase con la frase que le dijo de niño. Su rostro se tornó en un leve rojo, río para sus adentros y con un movimiento divertido paso su mano por su cabello, estirando sus pelos hacia atrás.

- Eres realmente tan...

A veces era realmente tan lindo, mucho más lindo que sus ojos cafés que tanto parecía amar Tine.