𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐜𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨

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Tyler

Si hay algo que odio en esta vida definitivamente es madrugar.

Por eso, cuando mi despertador suena a las siete de la mañana, mi primer pensamiento es lanzarlo por la ventana.

Me remuevo en la cama, enredado con las sábanas. Estiro mi brazo intentando encontrar mi teléfono pero al no poder abrir los ojos tengo que hacerlo a ciegas y no logro dar con el. El sonido se vuelve insoportable, obligándome finalmente a abrir los ojos.

Tomo mi teléfono y apago la alarma, lo dejo a un lado y vuelvo a cerrar los ojos, con la intención de seguir durmiendo.

Casi estoy por caer nuevamente en el mundo de los sueños cuando tocan la puerta de mi habitación. Suspiro frustrado, pues claro, ¿A quien le gusta levantarse un sábado a las siete de la mañana?

- joven Tyler.- oigo la voz de George del otro lado.- es hora de levantarse o llegará tarde.

El me conoce muy bien como para saber sobre mi costumbre de ignorar la alarma.

- ¡Ya voy Gorge!- respondo de mala gana y con la voz aún somnolienta.

- lo esperaré abajo.

Suelto un fuerte suspiro y finalmente tomo fuerzas para apartar las sábanas y levantarme de la cama.

Voy directo al baño y me doy una ducha, lo mejor para sacarme el sueño, una vez listo salgo y voy hasta mi armario para buscar la ropa.

Unos shorts blancos, una camiseta del mismo color y una vincha igual, la cual ayuda a que mi cabello no se vaya para mi rostro.

Me miro al espejo, notando debajo de mis ojos las notables ojeras, producto de quedarme hasta tarde jugando videojuegos.

Salgo de mi habitación y camino por los pasillos hasta la escalera, me dirijo directo al comedor, donde mi familia ya está sentada desayunando.

Mi padre habla con mi hermano de manera distraída, sin prestarle la más mínima atención a mamá.

- buenos días.- la saludo tras sentarme frente a ella, a un lado de Mike.

- buenos días cariño.- me sonríe dulcemente.

- tu encárgate de eso en la oficina, yo tengo que ocuparme de otra cosa.- oigo que le ordena a mi hermano.

- está bien papá, lo haré, no te preocupes por eso.

El hombre asiente satisfecho, aún así puedo notar algo extraño en el, se oye nervioso.

- muy bien.- su mirada pasa a mí.- ¿Tu tienes práctica hoy?

- si, como todos los sábados.- le digo de manera obvia.

Obviamente no se toma para nada bien mi tono pero aún así lo deja pasar.

- muy bien pues trata de concentrarte y hacerlo bien, a ver si al menos en eso me das un poco de orgullo.- dice de manera fría. - al menos si no eres bueno en la escuela deberías ser bueno en eso.

Ruedo los ojos pero opto por no decir nada pues se que ponerme a pelear con el es inútil, además no es como si me interesara demasiado lo que me dice. Ya le he dicho mil veces que odio estudiar derecho, pero el está empeñado en que lo haga igualmente así que la culpa de que sea malo en la escuela es únicamente suya. No puedo concentrarme en estudiar algo que no me gusta en lo absoluto.

Dulce Debilidad (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora