𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐬𝐢𝐞𝐭𝐞

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Tyler

Lo primero que siento es un dolor punzante en la cabeza. Instintivamente me remuevo intentando huir de el, sin darme cuenta en mi semi-inconsciencia de que eso es imposible.

Poco a poco empiezo a despertar pero aún todo sigue siendo oscuro, mis párpados pesan como plomo, resultandome  imposible abrirlos.

— mgh...— me quejo moviendome aún más.

Estoy sobre una superficie blada, una cama. Intento abrir un poco mis ojos pero una luz cegadora me quema y me obliga a cerrarlos nuevamente.

Pasan unos segundos hasta que vuelvo a intentarlo, esta vez si consigo mantenerlos abiertos por unos segundos, permitiéndome observar el desconocido panorama.

Estoy en una habitación pero no es la mía, es una bastante más grande, los techos son altos, las paredes blancas. Observó todo lo que puedo desde mi posición pues siento mi cuerpo sin fuerzas como para incorporarme.

La confusión me invade de inmediato apenas soy capaz de reaccionar un poco ante lo que estoy viendo.

¿Dónde carajos estoy?

No puedo recordar nada de lo que sucedió, mi mente está confusa, borroso, los recuerdos desvanecidos.

Comienzo a intentar mover mis extremidades, empezando a sentir la desesperación crecer dentro de mi al sentirme inmovilizado por una fuerza invisible.

Finalmente empecé a mover la punta de mis dedos lentamente, los sentía dormidos, pesados. Luego siguieron los dedos de mis pies, a pesar de estar en la cama traía mis zapatillas puestas.

Tras unos interminables minutos por fin pude sentir un poco más de fuerza, de forma perezosa empecé a incorporarme para quedar sentado en la cama. Mis ojos somnolientos observaron mejor el espacio. Desde un armario, una mesa, una ventana cubierta por una cortina, la puerta de la habitación.

Pero mi cuerpo se paralizó por completo cuando mis ojos se toparon con una figura.

Unos ojos oscuros me observaban desde la esquina de la habitación, estaba sentado en una silla, su cuerpo grande resaltaba, su expresión neutra.

Por un momento pensé que se trataba de una pesadilla, pero entonces recordé su rostro.

Era ese hombre. El tal Gabrielle Di'Angelo. El que había encontrado en la oficina de papá luego de la conferencia y del que por cierto me había quedado muy intrigado. Después de que papá había hablado con el, se había comportado muy raro.

Las palabras no me salen por más que intento pronunciarlas. Finalmente se escucha una voz sonar en la habitación pero no es la mía.

— por fin despiertas.— dice con su voz gruesa y ronca.— pensé que se habían pasado con cloroformo.

Muerdo mi labio y trago saliva con fuerza tratando de encontrar mi voz.

— ¿D-donde estoy?— pregunto con tono más nervioso de lo que me gustaría.— ¿Que... Que hago aquí?

Puedo sentir el pánico llegar a mi y sin pensarlo me paro de la cama de un salto. Me mareo un poco pero logro mantenerme de pie. El también se para y su tamaño me hace levantar la cabeza para mirarlo.

Se acerca a mi de forma amenazante, pero no me muevo, solo lo observo alerta.

— cálmate.— ordena severo, su voz sin dar lugar a réplicas.— tranquilízate y trata de acostumbrarte al lugar porque vas a estar aquí un buen tiempo.

Dulce Debilidad (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora