Tyler
Los días siguen pasando, veo como el sol se oculta y sale cada día. Duermo de a ratos. Cada vez voy perdiendo más las fuerzas pues no he tocado ninguno de los platos que me han traído.
Cada tanto entra la mujer con el delantal, seguida del el rubio, el cual se para a mirarme sin decir nada mientras ella deja las bandejas, las mismas que después se lleva en el mismo estado.
El plato de la noche anterior aún está ahí, completamente intacto y llamándome a ser estrellado contra el suelo.
Sigo negándome a comer lo que me dan, me niego a morir envenenado por ellos, sería muy idiota de mi parte.
La habitación es un caos desde que destruí todo el día en que intenté escapar. El colchón que antes estaba en la cama ahora está tirado fuera de esta, producto de otro de mis ataques.
Me pregunto dónde estará papá, ¿Tanto le está costando encontrarme? Se supone que si tiene el respaldo de la policía no debería ser tan difícil.
¿Que tan lejos puedo estar? Porque... No puede ser real que estamos en Italia. Me niego a creerlo.
Miro al vacío mientras con mis uñas descascaro la pintura de la pared, la cual a lo largo de los días he ido quitando, como una manera de vengarme por lo que ese idiota me está haciendo.
¿Quiere encerrarme? Bien, pues se quedará sin paredes.
Una parte de mi se siente orgullosa por lo que estoy haciendo. Que se joda Gabrielle Di'Angelo. Va a tener que volver a pintar las paredes.
Escucho el sonido de la puerta siendo abierta pero ya ni siquiera me giro, acostumbrado a que la mujer entre a dejar la comida.
Sin embargo pasan unos cuantos segundos y ella no avanza, esto me extraña y me hace levantar la mirada hacia la puerta.
Allí, parado en el marco está Gabrielle. Me observa con una intensidad abrumadora. Yo también lo hago, con mi rostro creciente de emociones.
Su mirada pasa se mí a lo que mi mano está haciendo en la pared, entonces hace una mueca de desaprobación.
- al parecer tendré que amarrarte para que dejes de destruir la habitación.
Mi mirada cambia a una retadora automáticamente.
- inténtalo.- suelto desafiante.
Un estaño brillo se aparece en sus ojos, y una pequeña sonrisa se le dibuja. Cosa que a mí me parece tétrica.
Me remuevo un poco en mi lugar, bajando la mirada a mis zapatos.
- ¿Que estás haciendo aquí?- pregunto de mala gana, con la necesidad de romper el insoportable silencio.
Esto no le gusta para nada pues enseguida su sonrisa se desarma un poco pero no termina de borrarse. Me señala con el dedo en una clara advertencia.
- cuidado con el tono mocoso. No me costaría nada dejar atrás todas las buenas intenciones con las que venía.
Elevo una ceja incrédulo mirándolo de arriba a abajo.
- ¿Buenas intenciones tu?
- pues aunque no lo creas si.- asiente recostado contra el marco. Hace una mueca de desagrado.- ya estás comenzando a apestar y venía a ver si te gustaría darte un baño.
La emoción me hace enderezarme enseguida, lo miro dudoso.
- ¿Lo dices enserio?- el asiente pero algo no me da buena espina. Entrecierro los ojos desconfiado.- ¿Cuál es la trampa?
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Dulce Debilidad (BL)
RomansGabrielle es un respetado y conocido líder de la mafia italiana, un hombre despiadado, frío, cruel, al que no le tiembla la mano contra sus víctimas y que es capaz de cualquier cosa por conseguir lo que quiere. Por eso, cuando un político Estadouni...