Desconexion

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Sus manos se dirigieron al broche del brasier de ella y se deshizo de él rápidamente, llevó sus manos hacia su pantalón y lo desabrochó para bajarlo junto con sus boxers, ella se colocó encima y subió su camisa mientras él desabrochaba su pantalón. Se levantó ligeramente y terminó por quitarse lo último que tenía de ropa, tomó su miembro con su mano y lo acomodó para deslizarlo en su interior.

Ella cerró los ojos sin dejar de besarlo y comenzó a moverse lentamente sintiendo como el miembro de él entraba y salía, sus manos recorrían todo el cuerpo de ella con suaves caricias que erizaban su piel, —Me volvés loco—. Masculló él contra sus labios haciéndola sonreír.

El acabo dejandola y acostandose a su costado, quedandose dormido, pero ella no habia terminado. Se levantó rapidamente y fue al lado de la ventana, algo raro que ella hacia: mirarse al espejo mientras se masturbaba.

Franco habia salido de un bar, estaba aburrido, nisiquiera estaba borracho pero al ver una luz prendida cerca del hotel donde se hospedaba, la observo a ella, tocandose enfrente de un espejo inocentemente, vio una figura masculina detras de ella durmiendo desnudo y pensó: "Ella no terminó"

La lujuria de sus ojos, se notaba a simple vista, "¿un novio tan estúpido tenia para no cumplir con sus placeres?"

Avery terminó y guardo el espejo, pero noto que habia mucha gente abajo del hotel que la podria haber visto y corriendo se acostó.

Cuando Avery y Ollie estaban en la cama, la desconexión que sentía durante el día parecía intensificarse. Lo que antes solía ser un momento de cercanía y pasión ahora se sentía casi mecánico. Avery intentaba concentrarse, quería sentir esa chispa que recordaba de los primeros días de su relación, pero en lugar de eso, había una sensación de distancia, como si su cuerpo estuviera ahí, pero su mente vagara lejos.

Ollie la tocaba con la misma ternura de siempre, sus movimientos eran suaves y considerados, pero Avery no podía evitar sentir que algo faltaba. Los besos que antes le aceleraban el corazón ahora parecían vacíos, y aunque su piel reaccionaba al contacto, su corazón permanecía inmóvil. Hacía todo lo posible por disfrutar del momento, sonriendo y pretendiendo que estaba bien, pero por dentro, la frustración y la tristeza la envolvían como una manta pesada.

Había intentado convencerse de que esto era normal, que todas las parejas pasaban por etapas en las que la pasión disminuía. Sin embargo, cada vez que estaban juntos, la desconexión se hacía más evidente. Avery deseaba sentir lo que alguna vez había sentido con Ollie, ese deseo profundo, esa complicidad, pero cada vez era más claro que algo se había roto entre ellos.

Las conversaciones que antes fluían sin esfuerzo ahora se sentían forzadas, llenas de silencios incómodos que ninguno de los dos sabía cómo llenar. Avery se encontraba cada vez más frustrada, buscando una chispa que ya no sentía. Miraba a Ollie a su lado, riendo por alguna broma que ella apenas escuchaba, y no podía evitar preguntarse por qué no se sentía satisfecha. Había un vacío inexplicable en su pecho, algo que no lograba identificar pero que estaba ahí, creciendo.

Ollie era atento, cariñoso, el tipo de pareja que cualquiera desearía. Y, sin embargo, Avery no podía sacudirse la sensación de que faltaba algo. Las cenas que antes disfrutaban ahora se volvían monótonas, y las salidas que solían emocionarla ya no lograban despertar la misma alegría. Incluso en los momentos más íntimos, sentía que había una barrera invisible entre ellos, una desconexión que no sabía cómo atravesar.

Se daba cuenta de que la insatisfacción no estaba necesariamente en Ollie, sino dentro de ella. Era como si hubieran llegado a un punto donde ya no compartían el mismo camino, como si las expectativas que había tenido al inicio se hubieran desvanecido en una nube de rutina y conformidad.

𝘍𝘳𝘰𝘮 𝘨𝘢𝘳𝘢𝘨𝘦 𝘵𝘰 𝘨𝘭𝘰𝘳𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora