alguien como ella

595 45 1
                                    

Franco Colapinto estaba de pie, apoyado contra una pared del paddock, mirando en silencio cómo Avery trabajaba en el auto de Haas. La vio moverse con precisión, limpiándose las manos manchadas de aceite y ajustando los detalles de la suspensión con una destreza que él no esperaba. Era raro ver a una mujer tan metida en ese mundo, menos una que lo había enfrentado sin pestañear y la que estaba enfrente a ese espejo...

De repente, Avery levantó la cabeza, notando su mirada. Frunció el ceño al verlo observándola, claramente confundida. Por un segundo, sus miradas se encontraron, y Franco sintió que sus pensamientos quedaban al descubierto. Avery le lanzó una mirada inquisitiva, casi despectiva, como si se preguntara por qué él la estaba mirando así. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, apareció Ollie.

Ollie Bearman llegó con su típica sonrisa despreocupada, caminando hacia Avery como si no hubiera notado la tensión en el ambiente. Avery se relajó al instante, sonriéndole con calidez. Franco la vio limpiarse el sudor de la frente, como si el trabajo que acababa de hacer fuera el mayor logro del día. Y, sin decir nada, se inclinó hacia Ollie y lo besó apasionadamente.

Franco sintió una punzada de incomodidad recorrer su cuerpo mientras observaba la escena. Ollie la agarró por la cintura, profundizando el beso, sin preocuparse de los que pudieran estar mirando. Para Franco, todo aquello le resultaba casi grotesco.

—Este es el pelotudo de novio que tiene... —pensó con desdén, mirando a Ollie como si fuera una broma mal contada.

Ollie, con sus abrazos cariñosos y esa sonrisa confiada, no encajaba en absoluto con la intensidad de Avery. Franco no podía evitar sentir una extraña incomodidad al verlos juntos. Había algo en la forma en que se miraban, algo que lo irritaba profundamente. Como si Ollie no fuera lo suficientemente bueno para ella.

Avery se separó del beso, riendo suavemente mientras pasaba un brazo alrededor del cuello de Ollie. Franco apartó la mirada, tratando de disimular su incomodidad. Pero en su mente, el pensamiento seguía latente: *¿Cómo alguien como ella puede estar con alguien como él?*

Decidió irse antes de que lo notaran más.

---

La carrera estaba a la vuelta de la esquina y los entrenamientos libres eran cruciales para todos los equipos. Avery había trabajado incansablemente durante la última semana para implementar una mejora en el auto de Ollie, algo que podría darle una ventaja en la pista. Un nuevo sistema en la suspensión, diseñado para mejorar la estabilidad en curvas cerradas, que llevaba meses desarrollando.

Pero justo cuando el auto de Ollie estaba en la pista, sucedió lo impensado.

En una curva complicada, Franco Colapinto cometió un error. Su monoplaza derrapó y se llevó a Ollie con él, ambos coches quedaron fuera de la pista, chocando contra las barreras. El ruido del impacto resonó por todo el circuito, y Avery, desde el garaje, vio la escena en las pantallas con incredulidad. Su corazón se detuvo por un segundo.

—¡No! —exclamó, soltando las herramientas y corriendo hacia la salida del pitlane.

El incidente había acabado con los entrenamientos de Ollie, y lo peor de todo, el daño al auto era considerable. La mejora que Avery había instalado con tanto cuidado estaba arruinada, lo que significaba que tendría que empezar de cero. Sabía que arreglarlo llevaría horas, quizás días. Y ahora todo estaba comprometido.

Cuando Franco salió de su auto ileso, Avery ya estaba ahí, esperándolo con los ojos llenos de furia. No lo pensó dos veces. Se acercó a él con paso firme, ignorando las miradas de los demás mecánicos y pilotos en el paddock. Ollie aún estaba hablando con su ingeniero, algo aturdido, pero intacto.

𝘍𝘳𝘰𝘮 𝘨𝘢𝘳𝘢𝘨𝘦 𝘵𝘰 𝘨𝘭𝘰𝘳𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora