La iglesia del pasado

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Orden bajó del vehículo, sacudiéndose las motas de suciedad posadas sobre su amada cazadora de cuero.

Sacro volteó lentamente el cuello a su dirección como un búho de grandes ojos brillantes. Su piel estaba mortalmente pálida tal como un fantasma.

- ¿Bueno? - Mencionó incrédulo. - ¡Casi morimos! - Gritó esto agarrándose de los cabellos y saliendo a bajarse de la moto con pasos torpes.

- Estamos sanos y salvos. - Trató de apaciguar esa maraña de pelo amarillo con ataque nervioso, pero se le olvidaba que el rubio no era fan de la adrenalina hasta donde tenía enterado.

- ¡Te metiste por una casa y casi un coche nos atropella! - Histérico era la mejor definición de su estado emocional actual.

- Relájate. - Inspeccionó lo que parecía ser parte de una telaraña enredada en su cabello, sacudiéndose está con pudor.

- ¡¡¿¿RELAJARME??!! ¡¡VÍ MIS DOS DÉCADAS DE VIDA PASAR FRENTE A MIS OJOS, EL CORAZÓN SE ME VA A SALIR POR LA BOCA!! ¡¡¿¿Y TÚ ME PIDES QUE ME CALME COMO SI ESO HUBIESE SIDO UN PASEO CASUAL POR EL PARQUE??!! ¡¡ESCAPAMOS DE LA POLICÍA, - Los chillidos del francés-alemán hicieron temblar los cristales rotos y sucios de los vitrales. - Y-Y... Oh, Dios... ¡¡MATE A ALGUIEN, AAAAAHHH!!

Andaba dando círculos por el lugar diciendo cosas poco entendibles como un loco balbuceando. Orden se dispuso a simplemente esperar a que se calmara, pero en lo personal deseaba que fuese rápido o su falta de paciencia lo obligaría a cerrarle la boca manualmente.

Por la adrenalina de la carrera, quizá más bien por los nervios atacandolo, su estómago se revolvió ferozmente, una sensación nauseabunda amenazando con expulsar por su esófago todo lo que comió y bebió horas antes.

Se sostuvo el vientre. - V-voy a vomitar, - Salió corriendo en dirección a una de las enormes ventanas del lugar, abriéndola de un manotazo para sacar la cabeza y regurgitar todo lo que llevaba dentro. - ¡Urgh!

Se dio la vuelta, tratando de ignorar los sonidos de vómito tras sus espaldas.

- ¿Mejor?

La garganta le ardía por los jugos gástricos. Tras carraspear un poco y limpiarse la boca le concedió una respuesta. - ... Sí...

Caminó para estar cerca del ojiplateado. - Sígueme. - Agarró su muñeca, llevándolo a otra parte de esa tétrica construcción como si fuesen nuevamente niños pequeños y Orden debía llevar a Sacro agarrado de la muñeca para mostrarle todos los alrededores. - Este lugar tiene mucho polvo y eso es malo para la salud.

Cada cosa era cubierta por una atmósfera de total abandono y misterio. Ahora que prestaba un poco más de atención, había largas hileras de sillas de madera carcomidas por los notables años de desuso y muy probablemente el lugar debía tener colonias de hambrientas termitas devorando toda la madera a su paso. El piso emitía ruidos de baldosas, los diseños no eran capaces de apreciarse por la suciedad acumulada. Parecía haber algunas pinturas, pero la oscuridad borraba los trazos que podían tener con su espeso velo de sombras.

Orden quitó una antigua cortina, levantó su polvo en una nube repugnante de tierra gris, algunas polillas alzaron vuelo y mostraron cuanto daño causaron a la tela por los enormes agujeros producidos por su especie. La pared tras la tela traía un hueco del suficiente tamaño para que pudieran pasar sin inconveniente de agacharse.

La luna aclaraba el prado con su luz plateada, las titilantes estrellas del firmamento nocturno eran vigilantes de los dos jóvenes tomando reposo en un rincón lejos del bullicio de la cuidad siempre despierta.

El teutón se tiró boca arriba en el puntiagudo césped, soltando un largo suspiro. Sacro tomó asiento a su lado, abrazando sus piernas todavía buscando terminar de procesar las grandes cantidades de adrenalina y ¹noradrenalina corriendo en sus venas.

Pareja Extraña [Orden Teutónica X Sacro Imperio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora