Capítulo 100

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—¡Ah, haa... ah!

Mientras Joel intentaba liberarse del príncipe, este le acariciaba con gran intensidad. El aroma peculiar de Joel lo envolvía, su piel desnuda revelaba un vientre más abultado de lo esperado y su respiración se volvía entrecortada.

—Uhh... haa, ¡ah!

Sin saber qué hacer, Joel volvió a tapar su boca. Una sensación abrumadora lo mareaba. El clímax se acercaba y Joel, sintiendo que no podía contenerse en la boca del príncipe, intentaba desesperadamente apartarse.

Pero por más que lo empujaba, el príncipe no cedía. Estar en celo era más noble que esto. Joel, desesperado, intentaba quitar la cabeza del príncipe, suplicando: —Por favor, ¡detente!

—Oh... ah!

Joel, derrotado, derramaba lágrimas.

¡Qué vergüenza que el príncipe hiciera eso en su boca!

Se sentía tan avergonzado que preferiría morir. Intentó cubrirse con una manta, pero el príncipe la retiró bruscamente. Joel se cubrió la cara con las manos, queriendo desaparecer.

Mientras tanto, el príncipe, sin preocuparse por la vergüenza, lubricaba su trasero con su semen. Joel, sintiendo su mano acariciando su entrada, se sintió más avergonzado que nunca. Esto era un desastre. ¿Debería culparse por haber olvidado los gustos extraños del príncipe y haberse descuidado? ¡Estaba completamente desnudo mientras tanto!

¿Qué humillación era esta? Prefería no pensar si alguien abriera la puerta del carruaje y lo viera así. Se mordió la lengua para evitar un enfrentamiento con el príncipe.

—¿Debería intentar meter un dedo? —murmuró el príncipe mientras jugueteaba con la entrada.

—No, ¡por favor!

Joel sacudió la cabeza con fuerza al escucharlo. Todavía cubría su rostro con sus manos rojas. La reacción inocente de Joel deleitó al príncipe, quien con tono burlón preguntó: —¿Y con la lengua?

—Eso no, ¡no!

Joel gritó de horror.

¡Si con solo esto ya tenia los dedos temblorosos, no quería imaginar lo que sería de él si el príncipe usaba su lengua!

La vez que el príncipe le lamió el trasero se le vino a la mente y Joel estuvo al borde del desmayo.

Ante la fuerte reacción de rechazo de Joel, el príncipe se retiró sin problemas.

—Ah, es una pena... tampoco puedo ponerlo dentro.

Aunque el médico dijo que Joel estaba estable, no era su deber seguir torturando a su omega embarazado.

El próximo paso podría esperar hasta después del parto. Joel estaría a su lado para siempre, sin necesidad de apurarse. El príncipe dejó de tocar el ano de Joel y en su lugar se centró en acariciar sus nalgas y mordisquear sus pezones.

Hasta la noche, el príncipe continuó devorando y chupando sin descanso cada parte del cuerpo de Joel. Fue solo cuando Abe llegó y golpeó la puerta, liberando a Joel del toro en celo que era el príncipe.

—Su Alteza, parece que el sol está a punto de ponerse. Hemos llegado al castillo, ¿qué tal si pasamos la noche aquí y salimos temprano mañana?

—Está bien.

Tras escuchar a Abe, el príncipe finalmente dejó ir a Joel. Joel comenzó a vestirse, temiendo que Abe pudiera abrir la puerta del carruaje.

Agotado, sus manos temblaban al abrochar los botones. Observando a Joel sollozar, el príncipe apartó sus manos y los abotonó por él.

El villano omega que regresa al pasado busca escaparDonde viven las historias. Descúbrelo ahora