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Jimin se encontraba deambulando por las salas de un museo, observando cada cuadro con detenimiento. Estaba decidido a entender el significado oculto tras cada pincelada y cada color.

Mientras examinaba una intrincada pintura de un paisaje, Jungkook se quedó a unos metros, atraído por los colores vibrantes y la técnica magistral. Su mente divagaba a la par que estudiaba los detalles de la obra, perdido en sus pensamientos hasta que sus ojos se desviaron hacia el otro lado de la habitación. Fue entonces cuando lo vio: Jimin, de pie, con la cabeza inclinada, concentrado. El corazón de Jungkook dio un vuelco cuando el reconocimiento inundó su mente, su sorpresa apenas contenida en un sutil abrir de ojos.

Jungkook observó furtivamente a Jimin mientras él se sumergía en la información de los cuadros. Con cautela, Jungkook inspeccionó su entorno asegurándose de que nadie notara su interés. Lentamente, dio unos pasos hacia él, los ojos enfocados en el cuadro frente al cual Jimin estaba leyendo, pero en realidad estaba fingiendo.

Jimin alzó la vista al escuchar los pasos y una amplia sonrisa se dibujó instantáneamente en su rostro al reconocer a Jungkook.

— ¡No puedo creerlo, Jungkook! ¿Qué te trae por aquí? — Exclamó con una energía contagiosa que parecía desentonar con la tranquilidad del museo.

Jungkook abrió los ojos con sorpresa por su reacción exagerada, y su expresión normalmente estoica se suavizó en una pequeña sonrisa casi imperceptible.

— Yo podría preguntarte lo mismo. — Respondió en un tono despreocupado, pero con una pizca de diversión bailando en su voz.

Jimin apartó la mirada del hipnotizante cuadro que tenía delante para encontrarse con los ojos de Jungkook.

— En realidad necesitaba un cambio de aires. — Explicó, contemplando los vibrantes colores y las intrincadas pinceladas de la obra de arte — ¿Qué te parecieron las galletas que te envié anoche?

La expresión de Jungkook se suavizó aún más al escuchar la mención de las galletas.

— Estaban buenas, pero demasiado dulces para mi gusto. — Comentó, lanzándole una mirada —. Deberías moderarte un poco con el azúcar.

— Entiendo, tendré cuidado. — Inmediatamente, Jimin frunció inconscientemente el ceño y jugó nerviosamente con sus manos.

Jungkook notó su reacción y un sutil toque de calidez asomó en sus ojos.

— Pero no te preocupes, me comí todo el plato. — Estudió la expresión de Jimin por un momento, admirando la inocencia y sencillez con la que mostraba sus emociones. Entonces, Jungkook dio un paso más hacia él, aunque fingió estar más interesado en el cuadro.

— No deberías habértelas comido, tuve que comprarte unas galletas. Hay una pastelería cerca, la próxima vez te compro.

— No seas ridículo. Pasaste tiempo haciéndolas. Habría sido un desperdicio si no me las hubiera comido. — Replicó, su tono algo informal pero firme.

— Repito,no deberías habértelas comido si no te gustaron… lo siento. — Murmuró Jimin, mordisqueándose el labio, más pensativo de lo habitual. Jungkook vio la preocupación en su expresión y se acercó otro paso.

— Pues no he dicho que no me gustaran. Sólo que eran un poco dulces para mi gusto. — Jimin asintió con la cabeza, suspirando, aún perdido en sus pensamientos, mientras miraba distraídamente los cuadros a su alrededor. Jungkook, observando su expresión pensativa, le habló con firmeza —. Deja de darle tantas vueltas.

— Lo siento, lo siento. — Respondió Jimin con una sonrisa, llevándose la mano al cuello para rascarse —. Suelo perderme en mis pensamientos, no quería decepcionarte.

ORQUÍDEA DE VENAS AZULES ラン KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora