ORQUÍDEA DE VENAS AZULES ラン KOOKMIN

6.

Jimin amaba salir de viaje, pero a la vez lo odiaba. Le parecía insoportable la idea de tener que organizar sus maletas, hacer encajar toda su ropa, pensar que tendría que compartir el baño con otras personas, los insectos por la noche, el dormir fuera de su cama. Pero amaba los paisajes, amaba el aire limpio, amaba el agua del lago, los viejos árboles, el cielo estrellado y las fogatas nocturnas. Siempre terminaba enamorado de los viajes, más no de las estancias. Eran procesos que prefería ignorar, muchas veces deseando no ser humano para tener que simplemente vivir el momento y no el tener que dormir e ir al baño. Incluso comer era incómodo, con todos los mosquitos pegándose a su brazo.

Preparó sus maletas desde temprano, y esperó afuera el autobús con todos los demás vecinos. Había algo de niebla en la mañana, el edificio no se veía debido a eso. Le recordaba a una espeluznante película de terror. Esperaba que el viaje no resultara igual de escalofriante. 

Llevaba ropa ligera, unos pantalones cortos para estar listo para nadar en el lago, pero arriba tenía una chaqueta con la que trataba de ocultar su rostro. Hacía demasiado frío, necesitaba abrigarse aunque fuera el torso. Nunca sentía mucho frío en las piernas, pero sus brazos y espalda eran sensibles.

No conocía a la mitad de sus vecinos y no planeaba hacerlo. Esperó que saliera Jungkook mientras miraba su celular, aparentando estar ocupado, cuando en realidad estaba leyendo los comentarios de una publicación donde varias personas se estaban peleando.

Tuvo una extraña conversación con una de sus vecinas, la cual aparentemente conocía a Jungkook, pero no le prestó atención.

Jungkook apareció unos pocos minutos antes de que el bus partiera, y ambos decidieron sentarse juntos, ya que después de todo vivían uno frente al otro, resultaba más práctico dentro de su lógica.

Por supuesto que Jimin decidió sentarse en el lado de la ventana. Odiaba sentarse en el lado del pasillo, le gustaba escuchar música, mirar por la ventana e imaginar que estaba sumergido en un vídeo musical. Afortunadamente, Jungkook era complaciente y no le negó la oportunidad de sentarse. Sonrió victorioso en el momento que pudo acomodarse.

En el viaje, Jungkook sacó su celular y lo miró con el ceño fruncido por un largo rato. No sabía lo que estaba haciendo, pero parecía enfadado mientras escribía. No quiso preguntarle qué pasaba, supuso que estaba peleando con alguien por Internet, algo que Jimin no hacía nunca porque incluso ese tipo de discusiones le causaban ansiedad.

— ¡Jungkook! — Dijo Jimin con su habitual voz dulce, mirándolo con una sonrisa radiante mientras señalaba por la ventanilla del autobús. De repente, parecía un niño pequeño, feliz por cualquier cosa — ¡Mira, vacas!

Jungkook dejó de observar el celular y se volvió para mirarlo. Su expresión se suavizó un poco cuando Jimin le sonrió. Luego se asomó para ver las vacas que señalaba. Asintió lentamente y volvió a mirar su teléfono. Pero estaba distraído, no dejaba de robarle miradas.

— ¿Sabías que son animales muy sociables? Incluso tienen un mejor amigo. — Dijo de repente Jimin, tomándolo del brazo. Era algo que ya había hecho antes; lo hacía inconscientemente siempre que estaba cerca de Jungkook.

— Ya lo sabía, en realidad. — Respondió Jungkook en su usual tono bajo y profundo. Luego intentó volver a mirar su teléfono, pero sus ojos, una vez más, se desviaron para mirar a Jimin.

— ¿Crees que seríamos amigos si fuéramos vacas?

— Sinceramente, no lo creo. Eres demasiado amistoso. Y bueno... odio estar en grupos. Demasiado caos. — Jungkook desvió la mirada, intentando parecer distante, aunque disfrutaba teniéndolo a su lado.

— ¡Pero habría acudido a ti! ¡Eres genial, Jungkook! — Le dijo Jimin ahora apoyando su mejilla en su hombro mientras miraba por la ventana el paisaje — ¡Incluso como vaca serías genial!