"Nota: alguien en los comentarios del capítulo anterior dijo que está historia no tenía ninguna subtrama, así que los siguientes 3 o 4 capítulos serán sobre lo que ocurre en las sombras, disfruten"
Orario: Pisos altos de Babel, día del rechazo de Bell.
Todo estaba saliendo como lo había planeado. Sabía que la hija de Loki no sentía nada por su peliblanco más que compañerismo; había inspeccionado su alma muchas veces para asegurarse de esto.
Su sonrisa creció al ver cómo Bell comenzaba a beber como si no hubiera un mañana; así sería más fácil para Ottar capturarlo.
Sin embargo, al parecer el destino no estaba de su lado. Con horror, presenció cómo, antes de que Ottar pudiera interceptarlo, la diosa Loki apareció frente al peliblanco, solo para besarlo con desesperación. Aunque no quería, vio toda la escena de esa noche, observando con asco y repugnancia cómo Loki lo marcaba como suyo.
En un momento de cólera y locura, liberó una parte de su destructivo arcano, el cual arrasó con todo a su paso. Solo la intervención de Hedin logró calmarla, aunque el elfo terminó con una profunda herida en su costado, resultado del estado de locura de la diosa.
La noticia llegó a oídos de Ottar, quien, en contra de su voluntad y para sorpresa de la diosa, logró sobreponerse a su encanto y la encerró en su habitación, impidiendo que fuera tras el peliblanco en su estado descontrolado.
Así pasó el tiempo. Gracias a las constantes visitas de Ottar y Hedin, Freya logró recuperar la compostura, aunque su sed de venganza no había disminuido. Este sentimiento solo aumentó al ver cómo, en el transcurso de los días, Bell y la diosa pelirroja continuaban encontrándose.
La locura de Freya fue notada por todos los miembros de su familia. Mientras la mayoría lo ignoraba, cegados por su obsesión, Ottar y Hedin se negaron a rendirse. Hedin se mantuvo precavido, mientras Ottar comenzó a investigar todos los movimientos de su diosa y de "Syr".
Gracias a esto, descubrió el verdadero plan de su diosa, un plan que condenaría a toda la familia, incluso si tenía éxito. Consciente de que esto solo serviría para dañar a su ya rota diosa y destruir a su familia, decidió traicionarla e intentar detener su plan.
Sin embargo, no sabía que estaba siendo vigilado de cerca por Allen, quien, iracundo, lo notificó a su diosa. A pesar de su estado de locura, Freya decidió castigar a su ex capitán. Esperó pacientemente a que Ottar hiciera su movimiento; entonces, junto a Allen y los hermanos Gulliver y Hogni, se dirigieron a detener su traición.
Sabía que su capitán era fuerte, pero nunca imaginó que llegaría a este punto. Con sorpresa, vio cómo los hermanos pallum estaban inconscientes, tirados por toda la habitación. Hogni, con el rostro destrozado, colgaba del techo, mientras Allen, con solo un brazo, intentaba acabar con un herido Ottar.
A pesar de su estado, el Boaz había logrado dejar casi al borde de la muerte a un escuadrón de aventureros de élite; su fuerza de voluntad era increíble. Hogni había logrado propinar golpes críticos en el torso del gigante antes de ser abatido por los puños de Ottar. Sin embargo, quien más daño había causado fue Allen, quien, aprovechando las heridas infligidas por su compañero, intentó doblegar al gigante.
En el clímax del enfrentamiento, Ottar le arrancó limpiamente un brazo a Allen, mientras este hundía su lanza en el pecho del gigante.
Viendo que ya no era una amenaza, Freya se acercó con una cruel sonrisa adornando su rostro, dejando escapar una onda de su arcano que le quitó la falna a Ottar.
Freya: Lo lamento, mi querido Ottar, pero no puedo dejar que arruines mis planes. Él será mío, aunque tenga que quemar esta inmunda ciudad... (Habló en un tono cínico, mientras sus ojos brillaban con locura, corrompiendo su encanto, algo que Ottar logró notar)
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Bromas para un conejo
Science FictionEl rechazo puede unir a las almas más disparejas... No importa si nunca se avían hablado o compartido momentos juntos... El amor puede nacer... Incluso entre una diosa y un mero mortal...