epílogo de art: Hyunjin POV

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"No lo quiero suave o sutil. Lo quiero duro, salvaje, que me duela el corazón, quiero pecados, te quiero a ti." (unaiza.n // we're all sinners, disguised as lovers)

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CINCO DÍAS DESPUÉS DE LA PROPUESTA DE MATRIMONIO

Seúl, Corea del Sur

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—Ese va ahí—murmuró con voz suave, señalando con el dedo la pequeña perla ahuecada color rosa.

Metí la cuerda dentro del agujero, dejándola caer con las otras. Luego tomé otra blanca, e hice lo mismo. Y entonces otra rosa, y otra vez.

La pulsera de Vivienne comenzaba a tomar forma, igual que la mía que ella tenía en mano. Ella usó blanco y negro, mis colores favoritos, pero me dejó usar los que quisiera en la suya. En diademas blancas con letras, decía VIVI, y en la suya yo escribí HYUNJIN.

Me sorbí la nariz, concentrado en poner más piedras en la pulsera. Teníamos música de Stray Kids en la televisión de la sala del apartamento que compartía con Changbin, por petición de Vivienne que insistió que hace mucho no escuchaba las canciones de mi grupo.

Moví la cabeza al ritmo de la música, apenas comenzó empecé a moverme al ritmo.

Un, deux, trois run along with the Gods, jumping between every verse...—murmuré rapeando, y sonreí al oír a Vivi reír en voz baja—¿Qué te da risa?—no quité la vista de la pulsera a medio hacer en mis dedos.

—Se pronuncia trois—corrigió mi pronunciación en francés.

—Oye, Felix es quién tomó clases de francés, no yo—nos reímos en voz baja, miré hacia arriba un segundo, notando el anillo brillar en su dedo.

Sonreí levemente para mí mismo. Cada vez que lo veía, recordaba que de verdad iba a casarme con ella.

Vivienne sería mi esposa. ¿Esto era el mundo real?

Speechless, wordless, I don't need your kindness—cantó ella con inspiración, sacudiendo la cabeza de adelante hacia atrás, su cara frunciéndose como si pensara "esta maldita canción es muy buena".

Bufé, solté una carcajada.

—Ven aquí, novena integrante de Stray Kids—bromeé, midiendo otra vez la pulsera en su muñeca tan delgada. No apretaba, ni estaba muy suelta, así que decidí amarrarla y terminarla.

—Esa es Brooklyn, soy la décima integrante—me recordó.

—Ah, verdad, es cierto. Ella es la segunda líder del grupo—asentí.

—Tampoco, ella es la tercera. El segundo líder es Jeongin—dijo con voz socarrona.

—Disculpa por no recordar todos los chistes internos mientras estoy contigo, me distraes mucho—me mordí el labio en una sonrisa.

Amarré con fuerza, y sonreí satisfecho.

—Listo. Aquí está, puedes ponértelo ya—se lo entregué.

Ella pareció emocionada como la mierda por esa pulsera, solté una risita al verla apreciarlo como si fuese la joyería más cara que poseía. Lo miró en su mano con ojos destellantes, riendo alegremente.

—¡Gracias, mi amor!—afirmó, estirándose para besarme en los labios. Le miré, satisfecho de que algo tan simple le hiciera feliz—La tuya... espera, está casi listo tu brazalete—de inmediato siguió trabajando en ello, arrodillada a mi lado y concentrándose.

Con el dedo le quité el mechón pelirrojo de la cara, lo puse tras su oreja. Ella, acostumbrada a mi contacto, no se inmutó. Para ella, ese gesto era tan normal entre ambos como las veces que la ahorcaba durante el sexo.

Una cosa nunca quitaba la otra, ambas eran necesarias y normalizadas en nuestra relación, lo que construía la confianza entre ambos. Vivienne confiaba en mí en cuerpo y alma, y esperaba nunca hacer algo que traicionara esa confianza en ella.

Tomé un trozo de pizza de la caja a nuestro lado, dándole un mordisco. Mastiqué la comida mientras la miraba en silencio, disfrutando su compañía a mi lado. Ambos en lo nuestro, pero sin interrumpirnos.

—Te siento mirándome—dijo ella en voz baja, sus ojos bien abiertos para mirar bien mientras amarraba la cuerdita transparente de mi pulsera.

—Es por que eres hermosa, y te estoy admirando—otro mordisco a la pizza, sin quitar mi mirada. Pero la vi sonreír, sus ojos verdes entrecerrándose al hacerlo.

—Te amo, Hyunjinnie.

—Te amo, Vivi—canturreé, con voz tierna.

—Te amo—dijo cantando las "o", al ritmo de Megaverse, lo que me hizo soltar una risotada.

—Está lista, toma—me entregó la pulsera, de inmediato me la puse sin dudarlo. Y no me la quitaría jamás.

—Gracias, mi am...

Mi voz se interrumpió al ver la puerta de entrada abrirse, y ver a Changbin entrando con alguien que llevaba su brazo alrededor de su cuello. Mi ceño se frunció, me levanté a la par que Vivi se giraba a ver lo que sea que viese yo.

Era una mujer, más baja que él, con la camiseta ensangrentada y sus ropas húmedas por la lluvia torrencial de afuera. Ella respiraba pesadamente, el cabello cubriéndole la cara, gimió con dolor.

—Tranquila, estamos aquí—le aseguró Changbin en voz baja, apretando su cadera contra la de él para ayudarla a caminar, jadeaba como si hubiese hecho esto por kilómetros. Me miró a la cara, con una expresión que jamás había visto en él.

Tenía miedo.

—¿Qué diablos, Changbin?—grité horrorizado.

Pero Vivienne gritó al ver a la mujer levantar la cabeza lentamente, gruñendo con dolor. El aire dejó mis pulmones al ver su cara.

Tenía un ojo hinchado en un moretón, apenas y podía abrir el otro, la nariz ensangrentada, un rastro rojo bajando desde sus fosas hasta su barbilla, goteando en el piso junto al agua de la lluvia. Mi boca cayó, parecía sacada de una película de horror.

Y noté cómo se agarraba una costilla con la otra mano, y que temblaba cada vez que respiraba, soltando gemidos agudos con cada exhalación. No podía moverme en lo absoluto, y Vivienne tampoco.

—Cha-Changbin—tartamudeó Vivi, comenzando a temblar por igual, pero por el miedo—, ¿qué le pasó?

Changbin intentaba calmar su respiración, vi sus ojos llenarse con lágrimas, y me asusté como la mierda.

Changbin nunca lloraba. Jamás. Verlo llorar era algo extraño para mí, y podía contar con los dedos de la mano las veces que lo había visto llorar en todos mis años conociéndolo.

—Hyunjin—soltó con un hilo de voz—, ayúdame, por favor. Necesitamos tu ayuda, nadie puede saber que está aquí, o van a matarla.

La sangre se drenó de mi cara al oír eso.

¿FIN?

힘 (strenght) - seo changbin (stray kids) (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora