diez: la caricia de Satanás (+18)

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"Lo tenía todo, pero no lo que quería, por que la esperanza para mí es un lugar inexplorado y cubierto de vegetación. Tú entrabas tranquilamente, y me resistiría justo así: no puedes decirme cómo sentirme. La verdad jamás me hizo libre, así que lo hice por mí misma." (Careful – Paramore)

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NOTA DE AUTORA: este capítulo contiene descripciones de abuso psicológico, gaslighting, y violencia doméstica explícita. Recomendaría la discreción de cada lector y lectora antes de leerlo, y cómo tema principal de esta historia, te recuerdo, ante cualquier señal de abuso de cualquier tipo, no tengas miedo de hablar. Tu salud mental importa.

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ACTUALIDAD, FINAL DEL OTOÑO

Seúl, Corea del Sur

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Hajoon volvería a casa en minutos, y yo volvía a sentirme ansiosa. Igual que ayer. Y el día anterior a ese. Y todos los días pasados, hasta el día que nos casamos.

El tiempo sólo hizo que todo fuese peor. Era una prisionera en mi propio apartamento lujoso, que él usaba como excusa para echármelo en cara. Decía que para qué quería salir, si él pagó por nuestro lujoso hogar yo "debía disfrutarlo".

No había salido de casa en meses. Escondió mi móvil y me entregó uno nuevo, sin contactos. Estaba limpio. Sólo mis padres, su número y el de mi mucama personal estaban ahí. Y tenía miedo de llamar alguna otra persona, por que sospechaba que estaba hackeado de alguna forma.

Salí del cuarto de baño luego de orinar, abrochándome los pantalones pero me espanté al escuchar la puerta de entrada cerrarse. Corrí por el pasillo, mi corazón latía con fuerza por los nervios de punta. Le vi ponerse de pie justo después de sacarse los zapatos en la banca de la entrada.

Su mirada sobre la mía era dura. Me miró como si fuese lo que más odiaba en esta tierra, y era verdad. Bajó los ojos por mi cuerpo, tragué saliva.

—Otra vez te vistes con jeans y camisa. Te dije que odio esa ropa en ti—puso su maletín en la mesa de entrada, me aparté para que pasara de largo a mi lado hacia nuestra habitación. Siempre era la misma rutina fija—, te ves como una mujer barata con esa ropa.

—Es mi camisa favorita—expliqué—, la compré en...

—No me importa, Iseul.

La compré la vez que fui al parque Lotte World con Changbin.

—Usa algún vestido de seda de los que te di, o algo así—le seguí de cerca, él seguía ignorándome mientras se quitaba la ropa. Por un segundo me dio miedo que tuviésemos sexo hoy, pero no parecía animado a eso.

Eso, al menos, era un consuelo.

—Pensé que quizá podría ir al conbini de abajo para comprar pan relleno de crema de frijoles rojos dulces...—me callé cuando me miró por encima de su hombro delgado pero ejercitado, los músculos de su espalda tensos al escucharme decir eso—Sólo era una sugerencia. No he salido de casa en semanas, Hajoon...—solté en voz baja, mi voz apagándose apenas soltó un gruñido irritado por lo bajo.

—Para algo tienes una jodida mucama. Que vaya ella, además, está lloviendo fuera. Si te enfermas sólo estorbarás más.

—Si me enfermo, no es como si cuidarías de mí—fruncí el ceño, murmurando por lo bajo. Por suerte no me escuchó, o de seguro lo hizo y no le importaba.

힘 (strenght) - seo changbin (stray kids) (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora