seis: presente contra futuro

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"Deja tu cabello caer, toma otra ronda, bebe hasta que lo creas. Besos húmedos, deseos sucios, cariño, esta es la montaña rusa viviente, arriba y abajo en movimientos aleatorios. Oh, acércate, olvídate de tus problemas, mejores días llegarán." (We Own the NightDance Gavin Dance)

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—¿Así está bien, estas te gustan?—pregunté, mostrándole la fotografía impresa de la cabina de fotografías del Lotte World.

Iseul me miraba con una expresión alegre, pero sus ojos tan tristes me decían lo contrario. No la vi en esos días hasta el sábado, pero fueron suficientes para que su padre y su prometido chuparan todo rastro de alegría que deposité en ella.

O al menos que intenté que volviese a sentir.

—Esas me gustan—sonrió—, ¿puedo quedármelas?

Teníamos una hora en el parque, o poco más de una hora, vestidos con los uniformes de escuela que rentamos en la tienda para usarlos por el día, y Iseul estaba aún bastante tensa por algo. Pero sabía qué era.

Hajoon no dejaba de llamarla por teléfono, una y otra vez, y ella a pesar de su nerviosismo decidía ignorar las llamadas.

Como en ese momento, que mientras veía la fotografía conmigo con ojos brillantes, la pantalla de su móvil brilló de nuevo con otra llamada de él, bajo la tira de fotos de ambos.

—Lo siento, Changbin...—colgó la llamada con rapidez, veía en sus ojos el miedo que tenía.

—¿Por qué no apagas tu teléfono por hoy?—propuse.

Me miró con ojos muy abiertos, horrorizada por la idea. O por siquiera pensarlo.

—Hazlo, Iseul. Apágalo, dejaré mi móvil encendido para emergencias y tomarnos selfies y al final del día, cuando enciendas tu teléfono de nuevo, te enviaré las fotos. Desconéctate de todos tus problemas por un día, ¿sí?

Su mirada se entristeció cuando llamé a su prometido y a su padre un problema, pero no chisteó por que sabía que tenía razón. Sus hombros cayeron, igual que su cabeza, sus ojos fijos en su móvil. Pero presionó la combinación de botones de volumen abajo y bloqueo, y deslizó el dedo en la pantalla, apagándolo.

Le sonreí levemente, y cuando levantó la mirada se encontró con mi cara de orgullo y mi sonrisa comemierda. Moví la cabeza en dirección a la salida.

—¿Quieres ir a comprar algodón de azúcar y comenzar el día con un par de montañas rusas?

Soltó una risita nerviosa, pero me siguió. Una vez llegamos a la primera, Iseul negó con la cabeza frenéticamente.

—No, por favor no—me pidió, riendo por los nervios. Desde niña hacía eso, era una costumbre suya.

—Estás conmigo—le dije.

—Changbin, si esa cosa se daña con nosotros arriba...

—No va a dañarse, prueban las máquinas antes de encenderlas—me reí con ella.

—Changbin por favor no...

—Hey, mírame, estás conmigo. Dame la mano si estás nerviosa, Iseul... Hola, somos dos, por favor—le dije al empleado.

—Por aquí, por favor.

Era el Giant Swing, un péndulo gigante que sentaba una capacidad de 40 personas y griraba en trescientos sesenta grados a la par que subía y bajaba al mismo tiempo. Estaba nerviosa, mucho, y la vi agarrárse el estómago con la palma. De seguro se le revolvió con sólo la idea de montarse ahí.

힘 (strenght) - seo changbin (stray kids) (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora