10 》white mustang

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Salí de la casa de Nina después de hablar sobre todo lo que había pasado las últimas semanas, últimamente no habíamos estado muy comunicadas entre nosotras así que organizamos para hacer una tarde de chicas

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Salí de la casa de Nina después de hablar sobre todo lo que había pasado las últimas semanas, últimamente no habíamos estado muy comunicadas entre nosotras así que organizamos para hacer una tarde de chicas. Preferí no contarle lo de Rafe. No era algo fácil de procesar y no quería incomodarla. Simplemente le dije que habíamos discutido, lo cual era cierto, pero omití lo más importante: el beso. Desde entonces, no volví a verlo y aunque le dejé algunas llamadas perdidas, tampoco me moleste en buscarlo. Si el decidía aparecer y darme alguna explicación seria por su propia cuenta, así lo había decidido. Mientras tanto me aseguraba de calmar los pensamientos de mi mente asegurando que fue una impulsividad del momento y que lo que había sucedido no tenia significado alguno.

La noche estaba fresca, pero el cielo se veía oscuro, amenazante. Ya habían avisado de una tormenta en las noticias, así que decidí irme antes de que empeorara. Subí a mi Jeep, esperando llegar a casa a tiempo, pero apenas había recorrido unas cuadras cuando el motor empezó a fallar.

"¿Que mierda? Justo ahora..." Golpee el volante frustrada.

Revisé mi teléfono buscando a quién llamar, primero: no había señal y segundo: no tenia ni puta idea de a quien se suponía que debía de llamar. Nina había salido conmigo e iba a pasar la noche en la casa de JJ, mi padre y Rose no estaban en casa y Rafe, como ya era sabido continuaba desaparecido, quien sabe donde. Estaba a punto de resignarme cuando escuché un motor acercarse, la esperanza resurgió en mi. Levanté la mirada, ojeando el espejo retrovisor y vi el coche de Mason. Su mustang blanco era inconfundible en la isla.

– ¿Problemas? – dijo, bajando la ventanilla con una sonrisa que dejaba relucir sus perfectos dientes. La típica sonrisa que tranquilamente podría tener uno de esos super héroes de caricatura.

– El Jeep se rompió... no tiene sentido, papá lo mando a revisar hace unas semanas. No puedo creerlo – resoplé, pasando mis manos por mi rostro.

Mason miró el cielo que empezaba a oscurecer más.

– No parece buen momento para quedarte aquí, sola – ese pequeño énfasis en la ultima palabra me dio un leve escalofrío en mi columna, él tenia razón –. Te llevo a tú casa.

Dudé por un segundo, pero no tenía muchas más opciones, y quedarme barada en el medio de una tormenta sola en mi Jeep no era el mejor de los escenarios. Asentí, tomé mis cosas del asiento del copiloto y me subí. Por dentro el tapizado era crema, tan impoluto como su dueño y el perfume del mismo flotando en el interior.

Durante el trayecto, la lluvia comenzó a caer en pequeñas gotas de llovizna. Mason no trató de llenar el silencio con charla innecesaria, algo que agradecí internamente, haber pasado toda la tarde charlando con mi amiga habían agotado el noventa porciento de mi batería social y no tenia ánimos de interactuar. Finalmente, llegamos a mi casa justo cuando la tormenta empezó a golpear con más fuerza.

– Gracias por traerme – dije, mientras observaba la lluvia desde el parabrisas. Aun repasando en mi mente como se suponía que debía despedirme.

¿Acaso un ademán con la mano era suficiente? ¿O debía chocar las mejillas con un suave beso para demostrar gratitud?

Ultraviolence || Rafe CameronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora