Son Goku deberá enfrentar su pasado mientras lucha por mas de un amor que arde como brasas. Las cenizas de sus antiguas heridas amenazarán con apagar la llama, pero también podrían ser la clave para renacer y encontrar la redención.
Basado en muchos...
—Mmm..¡Esto es delicioso! Este.... ¿Que... qué es lo que me dijiste que eran? ¿Goku-san? —Con bastante alegría y un poco de torpes, se expreso cierta catira de ojos verdosos. Estaba saboreando un plato de comida que nunca había probado antes, cosa que al mencionado le dio algo de gracia.
—Asia-san, te presento a las arepas; estas son una comida tradicional de Venezuela. Tenia rato sin ir a comer una de estas y hasta yo había olvidado lo sabrosas que eran —de igual forma, disfrutaba su desayuno el Son.
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Era temprano. El Sol aun no estaba en un pico tan alto y los puestos de comida apenas se llenaban a los minutos. La pareja, luego de buscar lo que ambos necesitaban, fueron a un puesto a desayunar. Al principio, se les hizo difícil a ambos comunicarse; ninguno de los dos eran super sociables y al no conocerse, era mas difícil interactuar. Con el pasar de los minutos, surgieron temas para hablar y los jóvenes sintieron con un poco mas de confianza.
—Siempre pensé que esa iglesia estaba abandonada. Nunca aparecía en mi lista de entregas y mucho menos veía gente ahí.
—Bueno.... se podría decir.. que.. algo así. Apenas estamos otra vez abriendo y empezamos el mantenimiento hace poco —aclaraba la rubia contando parte de su llegada —. Si estaba abandonada; llevaba bastante tiempo que no la abrían o... o la limpiaban. El padre, después de que yo llegara a Kuoh, me pidió que la limpiara lo mas que pudiera que dentro de poco volvían a hacer las misas.
—Osea que tu sola estas limpiando toda la iglesia Asia-san? ¿Nadie te esta ayudando?
—Este... si... Aunque... me prometieron que contratarían gente de aseo en otro momento, pero... no me han dicho cuando. Lo que si me dijo el Padre fue que el Señor espera que limpie su casa, que el estaría bastante agradecido conmigo —Jugando con el pitillo de su vaso de jugo, escuchaba las declaraciones de ella. El la veía contenta por lo ultimo dicho, sin embargo, eso no le convenció mucho «No es por no ser creyente, pero es ilógico mandar a una chica joven a hacer el trabajo de varias personas y manipulándola con esa excusa. Que yo recuerde, mandaban a varios de nosotros para limpiar la mayor parte posible y, aun así, necesitábamos la ayuda de las monjas».
—Goku-san... ¿Tu crees en Dios? —preguntó la chica un poco curiosa por saber un poco mas de el; y al no saber que preguntar, fue lo primero que se le ocurrió. Por su parte, él salió de sus recuerdos para poderle dar una respuesta a ella —. Sinceramente... creo en la existencia de un ser superior, mas, no te sé decir si de la misma forma que tu. No digo que sea creyente o ateo, digamos que estoy entre ambas. Pienso que si hay alguien que nos creó, pero no lo venero o no le rezo. No se si me pude explicar bien —Un poco decaída, vio que ambos no compartían esa misma creencia. Sin embargo, entendió la forma de pensar del chico y no lo iba a rechazar solo por no tener la misma ideología.
—Entiendo... bueno, no todo el mundo cree en él, pero, no importa, el nos cuida de igual forma. Aunque me hubiera gustado... no se... que hubieras venido a algunas misas cuando abramos las puertas o... que vinieras a hablar con.. conmigo de vez en cuando —Lo recién comentado, le dio algo de gracia y un poco de lastima. Por lo que veía, la joven no hablaba con muchas personas y se le notaba triste en el interior —. Asia-san, no te preocupes, Iré en ocasiones para que hablemos un rato y, quizás, los días que me toque traer periódicos a la iglesia, vayamos a desayunar juntos como hoy ¿que te parece?
