𝗞𝗮𝗻𝗴 𝗬𝗲𝗿𝗶𝗻 está acostumbrada a no ser el centro de atención, para ella, lo importante no es ser alabado por todos, sino destacar en sus calificaciones. No tiene amigos porque mantenie a raya a cualquiera que intente acercarse demasiado.
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HAN TAESAN
El fin de semana llegó con la promesa de descanso y un poco de diversión. Sin clases a la vista, por fin podía tomarme un respiro antes de sumergirme en el proyecto de ciencias que me esperaba. Mis dos mejores amigos estaban en casa por lo que rápidamente el ambiente se llenó de risas y bromas graciosas. Las carcajadas resonaban por toda la sala mientras nos acomodábamos en el sofá y nos preparábamos para una tarde de videojuegos. La familiaridad de estar con ellos y la facilidad con la que fluía nuestra conversación, hacía que el tiempo pasara volando. Era uno de esos momentos en los que me sentía completamente en mi elemento, rodeado por las bromas y las anécdotas que solo compartíamos entre nosotros.
―¡Vamos, Taesan! ―. Woonhak me miró con una sonrisa traviesa mientras jugábamos ―. No puedes seguir perdiendo. Tienes que concentrarte un poco más.
―No es mi culpa que te aproveches de mi falta de experiencia en este juego ―. Repuse, fingiendo molestia mientras movía los botones frenéticamente.
Sungho, que estaba en el sofá con una bolsa de palomitas, se burló y se unió al comentario.
―Lo que pasa es que Woonhak ha estado entrenando para este juego desde el año pasado. Es una máquina.
―Lo sé ―. Respondí con una sonrisa ―, pero eso no significa que no pueda derrotarlo en algún momento. Solo tengo que ser más estratégico.
Durante la tarde, la casa estaba llena de ruido, risas y las bromas de siempre. El plan original era ver una película, leer mangas o jugar videojuegos, pero, como siempre, terminamos gritándonos por cualquier tontería. Me sentía relajado, no había nada mejor que estar en casa con ellos dos sin tener que preocuparme por otra cosa que no fuera ganarles. Desde la cocina, el olor a comida empezó a inundar la sala. Sabía que mi mamá estaba preparando algo bueno. No fallaba nunca. Justo en ese momento, apareció con una bandeja llena de kimchi jjigae y pajeon.
―Ya les traje algo para que coman ―. Dijo mi madre sonriendo.
―Gracias, mamá, eres la mejor ―. Le respondí mientras Sungho y Woonhak ya prácticamente se lanzaban sobre la comida como si no hubieran comido en días.
―¿Debería venirme a vivir con ustedes? ―. Bromeó Sungho, con la boca llena de pajeon ―. En mi casa no me miran si pido algo así.
―Eso porque en tu casa saben que solo vives para comer ―. Le solté, dándole una palmada en la espalda.
Mi papá apareció poco después con unas botellas de makgeolli para él y mi mamá, y refrescos para nosotros. Se sentó a la mesa con una sonrisa tranquila, como si fuera otro más del grupo.
―¿Qué? ¿Otra vez con los videojuegos? ―. Preguntó, abriendo su botella.
―No, estamos viendo cómo humillar a Sungho ―. Dije, lanzándole una mirada a mi amigo, que solo resopló mientras seguía comiendo.
