CRY BABY

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Cry Baby - The Neighbourhood

𝒾 𝑔𝑜𝓉 𝓉𝒽𝒾𝓈 𝒶𝓃𝓍𝒾𝑜𝓊𝓈 𝒻𝑒𝑒𝓁𝒾𝓃𝑔 𝒷𝓊𝓉 𝒾𝓉 𝑔𝑜𝑒𝓈 𝒶𝓌𝒶𝓎 𝒻𝑜𝓇 𝒶 𝓂𝒾𝓃𝓊𝓉𝑒 𝓌𝒽𝑒𝓃 𝒾'𝓂 𝓌𝒾𝓉𝒽 𝓎𝑜𝓊 𝒷𝓇𝑒𝒶𝓉𝒽𝒾𝓃𝑔

Estaba terminando de acomodar mi casillero del vestidor cuando escuché un leve golpeteo en la puerta. Me giré y, para mi sorpresa, ahí estaba Paulina, apoyada en el marco, con una sonrisa casual pero algo nerviosa. Era raro verla así, tan fuera de su zona de confort. Me quité los audífonos y me acerqué, curiosa por lo que pudiera querer.

—¿Tienes algo que hacer hoy? —preguntó, con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta.

Negué con la cabeza, intrigada. —Nada en especial. ¿Por qué?— Le pregunté con curiosidad.— ¿Olvidé que hoy teníamos tutoría?

— No, no la olvidaste.— Paulina dió un pequeño paso adelante, todavía con esa sonrisa ladeada que me hacía pensar que había algo más detrás de la pregunta. —Pensé que podríamos salir un rato. Quiero que conozcas Monterrey. Algo diferente a las clases y las sesiones de asesoría. Te prometo que será divertido.

La idea me tomó por sorpresa. Desde que llegué a Monterrey, no había explorado mucho la ciudad. Había estado tan concentrada en adaptarme a la escuela y en las sesiones de estudio con Paulina, que no me había dado tiempo de salir a descubrir realmente el lugar.

—¿Monterrey, eh? —dije, cruzando los brazos—. ¿Qué tienes en mente?

Paulina sonrió con más seguridad ahora. —Bueno, hay algunos lugares que quiero mostrarte. El centro es increíble, pero también hay algo más... personal. Un lugar que me gusta ir cuando necesito despejarme.

Su propuesta me intrigó aún más, y antes de que pudiera decir algo, ya estaba asintiendo. —Está bien. Me apunto.

Tomé mi chaqueta y salimos de la escuela. Afuera, el calor de Monterrey me golpeó de inmediato. El sol brillaba con fuerza, y el cielo estaba despejado. Era un día perfecto para explorar. Paulina me guió hasta la orilla de la calle y pedimos un taxi, le dió una dirección al conductor y avanzamos.

—Entonces, ¿cuánto llevas aquí? ¿Qué, un par de meses antes de que entrarás a la escuela? —preguntó, echándome una rápida mirada.

—Sí, algo así —respondí, mirando por la ventana. Las montañas al fondo se veían imponentes, algo muy distinto a la vista que tenía en Doncaster.

—Y no has salido a conocer la ciudad, ¿en serio? —Paulina sonaba sorprendida.

Me encogí de hombros. —He estado ocupada. Ya sabes, la escuela principalmente... Pero siempre he querido ver más. Hoy parece un buen día para eso.

Paulina asintió, enfocándose en el camino mientras tomábamos una avenida que, según me dijo, nos llevaba directo al centro. Pasamos por edificios modernos y calles llenas de vida. Paulina me contó un poco sobre cada lugar, desde su perspectiva local. Llegamos al Paseo Santa Lucía, y comenzamos a caminar.

—Este es uno de mis lugares favoritos —dijo, mientras caminábamos a la orilla del canal. El sol se reflejaba en el agua clara, y el ambiente era tranquilo a pesar del bullicio de turistas y locales.

Caminamos en silencio por un rato, disfrutando del paisaje y del calor agradable. Paulina a veces me lanzaba una mirada de reojo, como si estuviera pensando en decir algo, pero se detenía a medio camino. No le di mucha importancia; el lugar realmente era impresionante.

I've loved you for so long Donde viven las historias. Descúbrelo ahora