Parte V

142 24 0
                                    

El regreso de Fernando Alonso a Aston Martin fue mucho más discreto de lo que nadie esperaba. No hubo grandes anuncios, ni comunicados de prensa exagerados. Lawrence Stroll, siempre el hombre de los negocios, manejó la situación con la misma frialdad con la que había intentado separar a Fernando de su hijo. Pero esta vez, todo fue diferente. Ya no había más pretensiones, ni más secretos.

Lance se enteró de la noticia de que Fernando volvería al equipo durante una conversación casual con su padre. Fue una reunión breve, donde Lawrence lo miró a los ojos y, sin necesidad de palabras grandilocuentes, le dijo lo que su hijo necesitaba escuchar.

—Fernando vuelve al equipo. Y... lamento no haber entendido antes lo importante que él es para ti.

Lance, quien había pasado semanas sumido en una tristeza que no había podido ocultar, sintió un alivio profundo que recorrió todo su cuerpo. Era la primera vez que su padre admitía, sin reservas, que había cometido un error. Pero más que eso, era la primera vez que Lawrence reconocía el valor que Fernando tenía no solo como piloto, sino como persona en la vida de su hijo.

El día en que Fernando regresó al paddock, la atmósfera fue tensa, pero había una sensación subyacente inevitable. Todo el equipo sabía lo que había pasado, aunque nadie lo comentaba abiertamente. Lance fue el primero en verlo llegar, y aunque estaban rodeados por ingenieros y mecánicos, la sonrisa que ambos compartieron fue suficiente para demostrar que, a pesar de todo, estaban bien.

A medida que los días pasaron, algo cambió. El ambiente en Aston Martin comenzó a relajarse. El regreso de Fernando no solo trajo de vuelta su increíble habilidad en la pista, sino que también restauró el equilibrio que Lance necesitaba. Había regresado el brillo en Lance. Durante los entrenamientos, el joven piloto comenzó a mostrar una mejora notable. Su concentración, su agresividad controlada, y la confianza con la que manejaba el coche eran indicativos de alguien que había recuperado algo más importante que su compañero de equipo: había recuperado su paz.

—Estás en tu mejor forma, ¿lo sabías? —dijo Fernando pasando su brazo sobre los hombros de Lance, mientras ambos revisaban los tiempos después de una práctica en Bélgica. Su tono era más relajado, más confiado que antes.

Lance, que aún se estaba acostumbrando a tener a Fernando de vuelta, sonrió y asintió.

—Es gracias a ti. Cuando estás aquí, todo encaja. No solo en la pista... sino en todo lo demás.

Fernando lo miró por un segundo, admirando la madurez que Lance había alcanzado en tan poco tiempo. Siempre había sido talentoso, pero ahora parecía alguien mucho más en control de su propio destino, algo que Lawrence no había podido ver antes.

—Y cuando tú estás bien, el equipo lo nota. Somos más fuertes juntos, ¿no? —dijo Fernando con una sonrisa cómplice, dándole un ligero apretón en el hombro y un beso en su cabeza.

Lance asintió, sabiendo que Fernando tenía razón. Su relación, aunque seguía siendo un secreto para el mundo exterior, era lo que le daba esa fuerza. Con él a su lado, no solo era mejor piloto, sino mejor persona.

Las semanas se convirtieron en meses, y Aston Martin comenzó a ver los frutos de esa sinergia renovada entre sus dos pilotos. Fernando y Lance comenzaron a acumular podios, y el equipo estaba mejor que nunca. Lawrence, quien había observado de cerca cada paso de la recuperación de Lance, empezó a cambiar de actitud. Aunque no lo decía abiertamente, había algo en la relación entre su hijo y Fernando que ya no veía como una amenaza.

Una tarde, después de una carrera particularmente exitosa en Monza, Lawrence se acercó a Fernando mientras los mecánicos celebraban en el garaje.

—Fernando, quiero que sepas algo —comenzó Lawrence, su tono más calmado de lo habitual—. Lo que pasó antes... lo manejé mal, ahora soy consciente de eso. Pensé que estaba protegiendo a Lance, pero no entendí lo que realmente él necesitaba.

Fernando lo miró con curiosidad, sin estar del todo seguro de a dónde quería llegar.

—Sé que lo haces feliz —continuó Lawrence, mirando hacia donde Lance estaba riendo con el resto del equipo—. Y al final, eso es lo más importante. Así que... tienes mi apoyo. No voy a interferir más.

Fernando sintió un peso enorme levantarse de sus hombros. La aceptación de Lawrence no era algo que hubiera esperado recibir, pero saber que finalmente entendía su relación con Lance era un alivio indescriptible.

—Gracias, Lawrence —respondió Fernando, sincero—. Te lo prometo, nunca haría nada para perjudicar a Lance o al equipo. Estamos en esto juntos.

Lawrence asintió y, sin decir más, se alejó, dejando que Fernando absorbiera las implicaciones de lo que acababa de pasar. Por primera vez, todo estaba en su lugar.

Con el tiempo, Lance y Fernando comenzaron a mostrar pequeños gestos de afecto en público, algo que antes hubiera sido impensable. En los podios, cuando ambos terminaban entre los tres primeros, no era raro ver a Fernando posar una mano en el hombro de Lance, un abrazo cariñoso o compartir una sonrisa más prolongada de lo habitual. Aunque los rumores persistían, nadie en el paddock se atrevía a preguntar directamente.

Finalmente, llegó el Gran Premio de Brasil. Fue una de las carreras más emocionantes del año, con Lance y Fernando luchando en equipo para asegurar el podio. Al final, ambos cruzaron la meta en segundo y tercer lugar, con los fanáticos gritando sus nombres. Cuando se bajaron de sus coches, Lance corrió hacia Fernando y, en un gesto espontáneo, lo abrazó con fuerza, ignorando las cámaras y los periodistas.

Fernando, riendo, correspondió el abrazo. Ambos sabían lo que ese momento significaba: ya no había más miedo, ya no había más secretos.

Esa misma noche, durante las celebraciones, Lance y Fernando tomaron una decisión. Estaban listos para dejar que el mundo conociera su verdad. Y lo hicieron, con la misma seguridad con la que enfrentaban cada curva peligrosa en la pista.

—¿Listo para el impacto? —preguntó Lance mientras compartían una botella de champagne en el podio, las cámaras capturando cada momento.

—Siempre lo estoy —respondió Fernando con una sonrisa.

Y así, cuando las luces de la ceremonia se apagaron y las cámaras se acercaron para las entrevistas post-carrera, Lance, con la misma confianza con la que ahora enfrentaba cada desafío en la pista, tomó el micrófono y habló.

—Hoy ha sido un día increíble, pero lo mejor de todo es que tengo a alguien a mi lado que hace que cada día sea mejor —dijo Lance, mirando directamente a Fernando, quien no pudo evitar sonreír, entrelazando sus manos—. Sé que esto sorprenderá a algunos, pero ya no quiero esconder nada. Fernando y yo... estamos juntos. En la pista y fuera de ella.

La reacción fue inmediata. El paddock se quedó en silencio por un segundo, antes de que los murmullos y las preguntas comenzaran a brotar de todas partes. Pero para Fernando y Lance, lo único que importaba era que ya no había más secretos. Finalmente, podían vivir su relación con libertad.

Con el tiempo, la noticia dejó de ser un escándalo. El mundo de la Fórmula 1, aunque sorprendido al principio, pronto aceptó la relación entre los dos pilotos como una parte natural de sus vidas. Los fanáticos apoyaron a la pareja, y la prensa, aunque al principio los persiguió con preguntas, eventualmente se centró más en sus éxitos en la pista que en su vida personal.

Fernando y Lance siguieron compitiendo juntos, más fuertes que nunca. Su relación, que había comenzado como un secreto oculto, se convirtió en una historia de amor y éxito que inspiró a otros dentro y fuera del deporte. Lawrence, por su parte, nunca volvió a interferir. Había aprendido la lección más importante: la felicidad de su hijo valía mucho más que cualquier trofeo.

Y así, bajo el resplandor de los focos de la Fórmula 1, Fernando Alonso y Lance Stroll vivieron su amor sin miedo, demostrando que, al final, lo que realmente importa es quién está contigo cuando se apagan los motores.

Fin✨🏎️

Espero que les haya gustado esta corta historia Strollonso, agradezco el apoyo dejando su extrellita☆    

𝙎𝙚𝙘𝙧𝙚𝙩 ೃ࿔𝘚𝘵𝘳𝘰𝘭𝘭𝘰𝘯𝘴𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora