╏𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 4 ⊰⁠⊹ฺ

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Lingling rasco su nuca, nerviosa, mientras veía a Orm, y relamió sus labios, pensando bien sus palabras

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Lingling rasco su nuca, nerviosa, mientras veía a Orm, y relamió sus labios, pensando bien sus palabras. Se recargo en la pared, alisó su camisa, y suspiro, cerrando los ojos. ¿Como lo hago? Carraspeó, llamando la atención de la castaña que estaba limpiando el microondas con el hisopo y aceite de bebé.

Mordió su labio, llevándose piel entre ellos, y por fin habló.

- ¿Te gustaría ver películas de terror? Es solo que están pasando 'El conjuro' en la tele y pensé que te gustaría verla - su mano paso a su hombro y lo rasco, nerviosa, viendo a la estudiante asentir de forma tímida, y sonrió - ¿Si te gustan?

- No me gusta mucho el cine de terror, pero creo que la puedo aguantar. Jakarin dice que no da tanto miedo - Lingling sonrió, y camino a la cocina, sacando una bolsa de palomitas de su alacena, viendo a la menor con una pequeña sonrisa.

- No creo que de tanto miedo como para no dormir, y de todos modos, está el nido - presiona unas cosas en el microondas y despues de hacerlo, ella misma limpia la mancha de su dedo que quedó en el numero y boton. Lo limpia dos veces y voltea a ver a la menor.- Ve a la sala Orm, yo llevo todo, voy en dos minutos.

Asintió repetidas veces mientras dejaba de abrazarse a si misma y caminaba a la sala, viendo los anuncios coloridos y de gente sonriendo.

Subió sus pies, quitándose las sandalias de casa, y abrazo sus rodillas, entrando en calma. Cierto, seguia teniendo las feromonas de Lingling, siempre las tenía, desde que se levantaba hasta que se dormía abrazando una almohada que la alfa le dió de su cama.

Era muy responsable, también de forma efectiva, y se lo demostró en ese pequeño detalle.

Orm se acurrucó más, llevando su nariz a su propio hombro, inhalando el olor. Su sudadera, la de su alfa.

Habia momentos en los que olvidaba que lo era, lo era por completo. Lingling era su alfa, y ella, era la omega triste y dañada de la perfecta Lingling Kwong, hay papeles que lo abarcan, que lo dicen, y lo mas importante. La marca en su cuello.

La marca en su cuello que aún arde un poco, pero con las feromonas pasa a segundo plano, algo que se le puede olvidar de forma fácil y se alivia. Hay veces que quisiera que pasara lo mismo con su amargo recuerdo.

Un olor a mantequilla la distrajo y la alfa la vio sonriendo, entregándole el envase de palomitas y su té. Ese té. Se sentó a su lado, pero dos asientos separadas.

Porque podría ser su alfa, se supone que lo era, pero no del todo. Porque después, siempre sería una omega inútil, una omega que no puede complacer a su alfa ni darle el siempre placer de tocarla por las noches, el placer del consuelo y de descansar abrazando lo que se supone, era suyo.

Aunque eso fue marcado por Lingling desde un principio, y no era porque le diera asco o le pareciera así. Pero Orm nunca se vería como la ve Lingling.

⋋⁠✿⁠ 𝙒𝙝𝙚𝙣 𝙩𝙝𝙞𝙨 𝙧𝙖𝙞𝙣 𝙨𝙩𝙤𝙥𝙨 ⁠✿⁠⋌   [LingOrm] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora