╏𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 30 ⊰⁠⊹ฺ

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―Buenos días, mi amor ―no sabe si lo manifestó, pero la idea de que Lingling la abrace por la espalda mientras ella hace el desayuno, se cumplió más de dos veces

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―Buenos días, mi amor ―no sabe si lo manifestó, pero la idea de que Lingling la abrace por la espalda mientras ella hace el desayuno, se cumplió más de dos veces.

La menor ladeó su cabeza para recibir un beso en sus labios, haciéndola suspirar y acercarse a besarla también para que Orm sonriera, volteando a ver de nuevo el pequeño sartén que tenía la cabaña.

Lingling se acurrucó en el hombro de la otra, de la marca, acariciándola con la nariz y besando su hombro y cuello, exhalando, acercándose a abrazarla más. A la castaña realmente le encantó.

Tanto amor, cariño, respeto, porque recordó cómo la noche pasada los besos subieron de tono, sus manos acariciaban más allá y ahora, dejó que Lingling tocara sus muslos internos sin ese sentimiento de que debía parar.

Ahora sólo ladeó su cabeza y dejó un suspiro salir cuando sintió ese beso en su cuello, y ahí sintió una risita de la pelinegra. La voz que por la mañana se escuchaba naturalmente ronca, habló, generando un escalofrío a la omega.

―¿Puedo seguir?

Oh Dios. No supo cómo se vió Orm que inmediatamente ladeó su cabeza, dándole espacio para que siguiera besándola y sosteniendo su cintura, abrazándola más. Un dulce calor que comenzó a repartirse por todo su cuerpo y cuando sentía las feromonas de Lingling, junto a las de ella unirse, ella sabía que era ahí.

Unos buenos días.

La castaña sirvió el desayuno con un sonrojo y con una pequeña marca en su cuello, que hizo reír a la pelinegra, rascando su nuca, acercándose a besarla en los labios.

―Tu padre me dijo que podíamos ir al centro comercial sólo en esta salida para tener algo extra, los parques, patinaje y eso, después tendríamos tres días libres, después de navidad ―Orm asintió, viendo la bandeja de pan que ya estaba en la mesa, agarrando un croissant para acompañar su desayuno. Habló con una sonrisa.

―Para tener tiempo a solas.

Esperando ver un pequeño sonrojo y que Lingling tartamudee, esa esperanza se fue cuando la vió sonreír, asintiendo, viendo la reciente marca en su cuello, haciéndola a ella misma sonreír, acercándose y partir del pan para darle un poco.

―Me encantaría ―sentirla sostener su cintura y acariciarla, para pararse y reír, abrazándola.

Era la mejor navidad que estaba teniendo.

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Orm sonrió al sentir un copo de nieve caer en su nariz y abrió la boca, saltando emocionada mientras veía la nieve caer de poco a poco. Sí, la mejor navidad. La omega con sus guantes sujetó la nieve y comenzó a moldearla poco a poco para lanzarla a un árbol que estaba enfrente de su cabaña, sacando una pequeña risita de la pelinegra que tomaba fotos con alguna cámara.

⋋⁠✿⁠ 𝙒𝙝𝙚𝙣 𝙩𝙝𝙞𝙨 𝙧𝙖𝙞𝙣 𝙨𝙩𝙤𝙥𝙨 ⁠✿⁠⋌   [LingOrm] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora