Las siguientes historias se centran en las peculiares situaciones en las que se ven envueltas los diferentes personajes (principalmente Amanda) que viven dentro del internado femenino Genben.
El internado Genden cuenta con un edificio dedicado a los...
Amanda: "Y-Yo... ¿En... d-dónde estoy?" -murmuró, despertando de golpe.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tras lo que fue un largo y pesado sueño, Amanda recuperó la consciencia sintiendo cómo el letargo lentamente comenzaba a abandonar su cuerpo. Todo se sentía distante y difuso, como si la realidad misma estuviera a medio camino entre un sueño y una pesadilla. Lo primero que sintió fue una pesadez abrumadora, como si hubiera estado dormida durante horas o días. Su mente estaba nublada y un dolor sordo palpitaba en su cabeza, dificultandole pensar con claridad. Pero lo más extraño no era solo la sensación de cansancio, sino algo mucho más inquietante. Una extraña mezcla de libertad y opresión la rodeaba, y no tardó en darse cuenta de que algo no estaba bien. Su respiración se aceleró al intentar mover su cuerpo y descubrir que no tenía control sobre él. Un frío estremecedor recorrió su espalda mientras su corazón comenzaba a latir cada vez más rápido.
Sin entender qué era lo que estaba sucediendo, Amanda intentó abrir los ojos, pero todo lo que vió fue oscuridad. Movió la cabeza de un lado a otro, tratando de aclarar su vista, pero la oscuridad seguía ahí. Sólo entonces se dió cuenta de que algo estaba cubriendo sus ojos arrebatándole su visión. En un impulso desesperado, intentó llevarse las manos a la cara para quitarse lo que fuera que la cegaba, pero aquel movimiento se le hizo imposible.
Amanda jadeó, sintiendo cómo el pánico comenzaba a apoderarse de ella. Tiró de sus brazos con todas sus fuerzas, pero no lograba moverlos ni un centímetro. Sus muñecas estaban firmemente atadas, inmovilizadas detrás de su espalda. Unas bridas de plástico se clavaban con dureza contra su piel, impidiéndole cualquier intento de escape. A pesar de lo frágiles que parecían al tacto, su resistencia era cruelmente inquebrantable.
Amanda: "¿E-Ehh? ¿Q-Qué está pasando?" -murmuró, con un susurro tembloroso, luchando por comprender la pesadilla en la que se encontraba.
Con su cabeza un poco más despierta, el horror se apoderó de ella cuando se dió cuenta de que estaba acostada sobre un colchón áspero y viejo, cuya superficie raspaba su piel desnuda. Al principio, el choque del frío del material del colchón sobre su piel la desconcertó, pero luego lo comprendió, estaba completamente desnuda.
Amanda: "¿P-Por qué estoy... ? ¿D-D-Desnuda?" -dijo para sí misma incrédula con su voz temblorosa
Avergonzada por su desnudez que dejaba expuesto su cuerpo un poquito regordete, Amanda intentó recordar cómo fue que se metió en esa embarazosa situación. Su mente empezó a retroceder, buscando con desesperación recuerdos de cómo había terminado en esa situación. Lo último que recordaba con claridad era haber terminado las clases en el Internado Femenino Genben. Tras un día agotador, había decidido visitar a su amiga Sandy, quien vivía a solo unas cuantas calles de distancia del internado. Pero de repente, las imágenes en su mente cambiaron. Recordó como una camioneta negra se había detenido junto a ella de manera abrupta. En cuestión de segundos, algo la envolvió, y su mundo se había sumido en la oscuridad. Esa oscuridad, ese momento exacto, ahora le revelaba la verdad: la habían secuestrado.
