No hay razón en mi cabeza desde aquel día.
Divagando, con tajos en mis brazos, encuentro extremadamente curioso lo impensable
y aún así contemplo con más atención lo tangible de tus ojos.
Me envuelvo siempre en la espera de un futuro que conozco y me enajena.
Mis sueños inquietos abruman el ayer, el hoy y el mañana, sin embargo...
Aún enferma y distanciada de todo, de los colores que se comprenden y las formas que
se entienden...
Aún alejada del mundo terrenal, sé que quiero entenderte.
tal vez comprenderte más allá de lo entendible.
Así como observo el jardín y deseo quedarme ahí, anhelo quedarme en ti.-Frieden