¡No mejoraste ni un carajo Ryunosuke!

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Ahí se encontraban, Atsushi parado en frente del sofá, en el que se encontraba sentado un azabache, siendo exactos, nuestro azabache mafioso... Exactamente ese día, habían tenido un problema, pero gigante, el peliblanco, ya cansado de toda la situación, porque verdaderamente cuando terminó su relación con Shibusawa, se prometió a sí mismo no volver a sufrir en una relación ningún tipo de "maltrato" psicológico y físico... Bien, el mafioso había prometido no volver a matar desde que se puso a salir con Atsushi y trabajar en oficinas en la Port Maffia. Él había dicho querer mejorar por el albino, ser mejor persona, ser mejor humano, ser mejor pareja para que el albino no volviese a sufrir lo que sufrió en su anterior relación, ¿el problema? Fue una promesa vacía, simples palabras que se las llevó el viento; no hizo siquiera el intento de dejar de matar. Pero aún así le ocultaba todo al tigre, no le decía a donde iba, volvía a altas horas de la noche, ni siquiera le avisaba a su pareja que iba a hacer para que este no se preocupara, y Atsushi ya estaba harto de todo eso.

— Te espero, Ryunosuke, día y noche, te espero hasta que caiga desmayado en la cama matrimonial que, por cierto, ocupo solo. Mierda, te quiero y te amo muchísimo, Ryu, pero no puedo seguir así, me duele, me duelen las promesas que hiciste. ¿Qué pasó con el "mejorare por ti"? ¿Qué pasó con el "prometo dejar de matar, Jinko"? "Solo quédate conmigo". ¿Crees que no me doy cuenta cuando llegas fetido a sangre? Claro, si es que llegas, ¿crees que no me doy cuenta cuando simplemente llegas para bañarte y después te vas? ¿Qué pasó con cada cosa que alguna vez me dijiste? Si ya no me amas, dilo, dilo y desapareceré de tu vida, me iré de tu vida y te dejaré en paz. Puedes seguir matando; sé que soy parte del proceso, sé que yo te estoy enseñando a amar a la siguiente mujer u hombre de tu vida; lo tengo bastante claro y lo sé desde que comenzamos a salir. Todo lo que hacías me lo demostraba, pero seguí en tu vida con la pequeña esperanza de ser el último. — Fue el colmo, Atsushi se agarraba el pelo, tirando y jaloneando aquellos mechones albinos, irritado y estresado más que nada en el mundo; todos les habían dicho lo que pasaba, que era notable hasta en ojos ajenos; él era el único que no lo quería aceptar.

— Tengo el corazón en un puto hilo por ti, Akutagawa, lo único que me faltaba era arrancarme el corazón para dártelo; incluso tu propio jefe me dijo lo malo que eras en el amor, y yo por estar tan malditamente enamorado de ti no le creía; creía que ibas a cambiar, pero no lo hiciste. — Dicho esto, se secó las lágrimas, tomó su teléfono móvil y se fue de la casa que le hacía tanto daño.




— Corte! — Grito un chico de cabellos oscuros, su nombre era Kafka, Kafka Asagiri, era el director de aquella telenovela, o bueno, era una mini secuela de la serie Bungou Stray Dogs. ¿Hacer sufrir a sus personajes? Era su mayor hobbie, pero sus actores no podían con aquella presión.El albino se devolvió corriendo a los brazos del azabache, escondiendo su cabeza en su clavicula. — Yo si te amo, Ryu, te lo prometo. Dijo para después darle un beso en la comisura de sus labios; no se quería soltar del azabache por nada del mundo.

— ¿No te han enseñado a respetar el espacio personal, Jinko?

— Tu "espacio personal" viene con un tigre incluido.

El mafioso lo agarró de la cintura, acercándolo más a él para después darle un beso en los labios; ambos cerraron los ojos luego de que Ryunosuke le pusiera una mano en el cuello, subiendo por su mejilla y acariciando aquella.

— ¡No coman pan entre los pobres!

Atsushi se separó, avergonzado y con el rostro completamente rojo; Akutagawa le acarició la cabeza y le quitó el cabello que tenía tapando su rostro.

— Dazai-san, usted está casado.

El mundo de los actores - Shin Soukoku y SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora