El futuro de Osamu.

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Se podía ver a un azabache, tenía un atuendo clásico de doctores; había salido hace muy poco de su trabajo, junto a un pequeño niño de no más de 3 años tratando de dormir en los brazos del pelinegro. Atrás de aquellos dos, un peliblanco con una ropa bastante clásica, normal y civil, había cuidado al niño todo el día que su pareja estuvo en el trabajo. Este se encontraba sonriendo, viendo a su esposo y su hijo Osamu. Preguntenle, estaba feliz, la escena le daba una ternura inimaginable, siempre soñó con una familia… Y después de tantos abortos, por fin había logrado tener una. Mori se encontraba tarareando una canción levemente, acariciando la cabeza del pequeño mientras trataba de hacerlo dormir. Aquella canción era tranquila; su nombre era "The city's yours" de Jemmie Fox, aquella canción que también sus padres le cantaban de pequeño; ahora estaba usándola como canción de cuna. Acto seguido, el canto se volvió más estable; dejaron de ser tartamudeos y murmullos a ser un canto angelical.
"So take it all, the city's yours. It's worth fighting for. It's all yours." Salió de su voz, traducido al español como "Así que toma todo, la ciudad es tuya". "Vale la pena luchar". "Es todo tuyo", veía a su hijo como el bebé más lindo y único del planeta, pues para aquellos padres primerizos lo era. Al terminar aquel canto, todo se tornó en negro, dejando a Mori, Yukichi y Osamu en un espacio completamente obscuro, pero era bastante extraño; no era un negro al que temerle, era un negro de paz, tranquilidad y grillos de pájaros, aunque no se viera ninguno. De trasfondo se escuchaba la canción original, solamente que en español; era raro, más cuando apareció una imagen clara, como de vídeo, reproduciéndose frente a ellos.

—Así que tómalo todo.

Habló el castaño, ya mayor y responsable con un pequeño peliblanco de ojos bicolor en su regazo.

— ¿Tomablo todo? — Repitió aquel niño, Atsushi, copiando todo aquello que su padre decía, al igual que sus acciones. Se podía ver al azabache, el mismo que estaba mirando todo desde fuera, acariciando la manita de su nieto. — ¡Awebo Mogi!

Se volvió a tornar de ese negro pacifico; la pequeña familia estaba asombrada, ¿ese era él? Se preguntó Ougai. Se volvió a encender, como si de una tele se tratase, mostrando un albino con una pequeña azabache en los brazos, una azabache con unos rasgos japoneses hermosos. No se parecía en lo absoluto a Atsushi, pero se podía ver el cariño palpable en el ambiente.

—La ciudad es tuya. —Siguió el albino, dándole un tierno besito esquimal a su hija, a lo cual la pequeña Kyouka le respondió.

— ¿La ciudad es mía? — Dijo alegre, sus ojos brillando mientras un castaño ya bastante mayor se acercaba a ellos; cuando aquel llegó al lado del albino y su pequeña, le acarició el cabello a esta última. — ¡Tito Samu!

Otra vez la tierna obscuridad llegando, parecían comprender todo poco a poco, sonriendo, mirando a su hijo, el cual descansaba en los brazos de Mori. Cuando Fukuzawa decidió sentarse en el piso tranquilo, invitó a su familia a hacer lo mismo…Blanco, otra vez, escena de película.

— Vale la pena luchar. — Cantó un pelirojo; los espectadores no lo conocían, no sabían quién era, no hasta que se acercó un adulto no tan adulto a él; era Osamu, besando su mejilla.

—¡Vale la pewa luchab! —exclamó alegre una pequeña azabache mientras reía en los brazos de Osamu; era Gin, Nakahara Gin. Sonriendo ante todo y jugando con los vendajes del mayor. Poco a poco se fue notando a alguien atrás de ellos; parecía ser un albino muy parecido a Fukuzawa. Usaban la misma ropa, el mismo peinado, aunque se le veía más viejo. —¡Auelo, Fuluziwa! —Chillo tirándose a los brazos del mayor, casi cayendose al piso en el proceso…Parece que era la hermana de Atsushi, hija también del pelirojo y del castaño, nieta de igual manera de Mori y Yukichi; parece que la familia era bastante grande.

El mundo de los actores - Shin Soukoku y SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora