Capitulo 5

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Después de una velada llena de risas y momentos memorables, Maddie y Lamine se despidieron de sus amigos en la entrada del restaurante. Los jugadores del FC Barcelona, junto con Sunny y Balde, se marchaban poco a poco, dejando una sensación de calidez y camaradería que llenaba el aire.

—La pasamos genial, chicos. ¡Tenemos que repetirlo pronto! —dijo Balde, abrazando a Lamine antes de subir al coche con Sunny.

—Definitivamente, gracias por venir —respondió Maddie, con una sonrisa mientras abrazaba a Sunny.

—Nos vemos pronto —dijo Pedri, lanzando un guiño a Lamine antes de alejarse con los otros jugadores.

Una vez que todos se despidieron, Maddie y Lamine se subieron a su coche, sintiendo la relajación de una noche bien disfrutada. Lamine condujo por las calles tranquilas de Barcelona, mientras Maddie, apoyada en el asiento del copiloto, observaba las luces de la ciudad brillar a lo lejos.

—Fue una noche perfecta, ¿no crees? —preguntó ella, girándose para mirar a Lamine.

Él asintió, manteniendo los ojos en la carretera pero con una suave sonrisa en los labios. —Sí, fue genial. Me alegra que hayamos podido desconectar un poco y disfrutar con nuestros amigos.

Maddie asintió, disfrutando del silencio cómodo que compartían. Se sentía en paz, un respiro después de los días de grabaciones intensas y compromisos laborales.

—Y la verdad es que me alegra mucho ver a Sunny tan feliz con Balde —añadió Maddie—. Los dos hacen una buena pareja.

—Sí, se les ve muy bien juntos —concordó Lamine—. Parece que todo está encajando para todos.

Después de unos minutos más de conducción, llegaron a casa. La calle estaba tranquila, y la luz suave de los faroles alumbraba la entrada. Bajaron del coche y caminaron hacia la puerta, sintiendo el frescor de la noche.

Al entrar en la casa, la tranquilidad los envolvió nuevamente. Loreen, que había estado cuidando a Keyne, los esperaba en el sofá con un libro en las manos.

—¿Cómo les fue? —preguntó con una sonrisa.

—Perfecto —respondió Lamine, acercándose a ella—. Gracias por quedarte con Keyne.

—De nada. Se durmió enseguida después de un rato jugando —respondió Loreen—. Me alegra que hayan disfrutado.

—Sí, fue una noche divertida —agregó Maddie—. ¿Cómo está? ¿Se portó bien?

—Como un ángel —respondió Loreen, con una sonrisa—. No se preocupen, todo fue muy tranquilo.

—Mejor así —dijo Maddie, suspirando de alivio—. Ha sido una semana intensa.

Loreen se despidió de ellos y se dirigió a su habitación mientras Maddie y Lamine subían las escaleras hacia su dormitorio. El cansancio empezaba a hacer efecto, pero había una sensación de satisfacción en el aire.

Ya en su habitación, Maddie se quitó los tacones y se dejó caer suavemente en la cama, soltando un suspiro de cansancio.

—Estoy agotada —dijo, sonriendo mientras Lamine se unía a ella, quitándose su chaqueta y acomodándose a su lado.

—Yo también —dijo él, dejándose caer al lado de ella—. Pero valió la pena. Siempre es bueno estar con nuestros amigos.

Maddie asintió, cerrando los ojos por un momento, disfrutando de la paz del momento. Se giró para acurrucarse contra Lamine, quien la abrazó con ternura.

—Hoy fue un buen día —susurró ella, sintiéndose segura en sus brazos.

—Y mañana será otro —respondió él, besando suavemente su cabello.

Verte así - Lamine YamalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora