Al siguiente día, el ambiente en el estudio era eléctrico. La sala estaba llena de nervios y emoción, y los ecos de risas y murmullos resonaban mientras los jóvenes se preparaban para sus audiciones. El encargado, un hombre de aspecto serio y profesional, estaba sentado en una silla, revisando notas y observando a los aspirantes con atención.
Uno a uno, los chicos subían al escenario improvisado, mostrando sus talentos en danza, canto y actuación. La competencia era feroz, y cada uno intentaba dejar una impresión imborrable.
Jana estaba entre los que esperaban su turno, con una actitud segura que escondía un leve nerviosismo. A su lado, Margarito observaba, sintiendo una mezcla de admiración y ansiedad. Quería que todos hicieran su mejor esfuerzo, pero la presión del momento lo afectaba.
El hombre al frente, el encargado de las audiciones, miró a Margarito con atención y lo llamó hacia él.
—Margarito, por favor, ven aquí —dijo, señalándole el espacio frente a ellos.
Margarito sintió un hormigueo en el estómago mientras se acercaba al escenario. Se acomodó frente a la audiencia, sintiendo las miradas fijas en él. Respiró hondo para calmar los nervios, recordando que tenía que dar lo mejor de sí.
—¿Qué canción vas a interpretar? —preguntó el encargado, con un tono que mezclaba interés y profesionalismo.
—Voy a cantar "Super Torpe - Por Vos" —respondió Margarito, intentando que su voz sonara firme a pesar de la ansiedad.
El encargado asintió, dándole luz verde. Margarito tomó una posición cómoda, sintiendo la guitarra que lo acompañaba y el apoyo de sus amigos en la audiencia.
Con un suave inicio, Margarito comenzó a cantar. La melodía llena de energía resonaba en la sala, y mientras avanzaba, su voz se llenaba de pasión. Recordó lo que la canción significaba para él, sobre la vulnerabilidad y la búsqueda del amor, y dejó que esas emociones fluyeran en cada nota.
A medida que avanzaba en la interpretación, se dio cuenta de que el nerviosismo se desvanecía. El público parecía involucrarse con su actuación, algunos incluso movían la cabeza al ritmo de la música. Las letras hablaban de ser torpe en el amor, pero también de la valentía de mostrar los sentimientos.
Cuando llegó al estribillo, Margarito se entregó por completo. Su voz resonaba con confianza, y su interpretación era auténtica. Se olvidó del mundo exterior y se sumergió en la historia que estaba contando, sintiendo una conexión profunda con la canción.
Al finalizar, el silencio llenó la sala por un breve momento, antes de que una oleada de aplausos estallara. Margarito sonrió, sintiendo una mezcla de alivio y alegría. El encargado lo miraba con interés, y eso le dio un impulso adicional.
Cuando llegó el momento de Paula, la energía en el estudio cambió nuevamente. Se acercó al escenario con confianza, lista para mostrar su talento en el baile. La música comenzó a sonar, y Paula se lanzó a la pista, moviéndose con una mezcla de gracia y fuerza.
Sin embargo, en un momento crítico, mientras realizaba un complicado giro, Paula perdió el equilibrio y cayó al suelo con un golpe sordo. Un murmullo recorrió la sala, y Margarito sintió que el corazón se le detenía por un instante.
El encargado la observó con seriedad. Cuando Paula se levantó rápidamente, sonriendo y tratando de reírse de la situación, él no compartió su entusiasmo.
—¿Puedes repetir ese movimiento? —preguntó con una voz fría, sin la calidez que se esperaba.
Paula, un poco desanimada, asintió y se preparó para intentarlo de nuevo. Sin embargo, el tono del encargado había cambiado, y la confianza que había mostrado se desvaneció un poco. La tensión en el aire era palpable mientras intentaba continuar con su actuación.
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Yo soy Margarito.
RandomInspirado en Patito Feo, Violetta, Soy Luna y Bia llega esta historia. Margarito, tiene que abandonar junto con su madre, Griselda Siciliani, la vida humilde en Bariloche para mudarse a la gran ciudad de Buenos Aires.