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Hannie se detuvo en cada una de las radiografías que le habían tomado a Seungcheol hacía un par de días. La situación era mejor de lo que el médico esperaba. A pesar del dolor había sido una fractura de tipo cerrada en donde ninguna de los huesos había roto tejidos, evitando de ese modo problemas de infección. Era increíble la genética que tenía, los huesos estaban soldando a una velocidad formidable.

Sin embargo, el problema vital continuaba siendo el tiempo, la tibia se había quebrado mientras el peroné sólo había sufrido una fisura. Contaban con pocos meses y la recuperación debía darse de tal modo que ningún rastro de dolor o molestia quedara allí. Esto ya había ocurrido, Seungcheol había sufrido una fractura antes en la misma zona y Mingyu lo sabía. Le había arrastrado la pierna de tal modo que Seungcheol apenas se había mantenido en pie.

El árbitro había sido un completo hijo de puta que, en ningún momento, lo penalizó. Ahora, Mingyu tenía el título de campeón mundial de kickboxing e Seungcheol, una lesión que amenazaba con hundir su carrera.

Jeonghan no estaba acostumbrado a retroceder, la vida lo había tratado mal muchas veces, ser gay no era precisamente una carta de presentación que a todo el mundo le agradara y mucho menos si era ayudado por una apariencia de colegiala como la que él tenía. Seungcheol volvería a ser el mejor, sólo necesitaba esfuerzo y dedicación y era justamente eso lo que le inculcaría. Una vez que su pierna quedara en condiciones Beomju podría devastarlo en los entrenamientos cuerpo a cuerpo.

Apenas durmió de la emoción esa noche. Vibraba, la adrenalina hacía que todo su cuerpo hormigueara. Llegó temprano al día siguiente, dispuesto a todo para comenzar la terapia.

Seungcheol todavía no se levantaba, genial, eso le daba tiempo de organizar todo y poner manos a la obra.

—Mi hermano se recuperará ¿verdad? —indagó el adolescente que lo había recibido.

—Haremos todo lo posible para que vuelva a ser el mejor.

—Estoy a punto de desayunar, ¿vienes?

Jeonghan miro su reloj, todavia habia algo de tiempo, después de todo, había llegado media hora antes, por lo que decidió aceptar la invitación del chico.

El comedor, sin duda, tenía el tamaño de su departamento en Japón, los muebles antiguos y refinados.

—¿Tarta de manzana y una taza de chocolate?

Chan sonrió.

—Si. Las manzanas son de nuestra quinta, me gusta ir y recogerlas, son más sabrosas cuando son cortadas del árbol directamente. Estas son las últimas que coseché antes de que el frío se instalara con fuerza.

Era un manjar, sin ser empalagoso todavía conservaba un poco el ácido de las manzanas que eran la fruta favorita de Jeonghan.

—Me gusta tu cabello. —dijo el chico, afirmando el codo en la mesa y la mano en la cara examinando al rubio frente a el.

—Gracias.

—Es raro ver a los hombres con pelo largo.

—En realidad ni me llega a los hombros, no es para tanto...

—Mi hermano dice..

—¿Qué?

—Olvídalo.

—Vamos, cuéntame.

—Él dice cosas de los chicos con cabello largo..

—Sí, ¿cosas cómo qué?

—Parecen maricas.

La voz colmó la sala y Hannie chasqueó la lengua.

—Buenos días para ti también, Seungcheol.

—¿Te pago para que desayunes?

My Obsession "Jeongcheol"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora