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«¿Qué es lo que hice?».

La pregunta tenía una respuesta bastante obvia. Había tomado el pene de su paciente y lo había manoseado, sin pudores, al momento en que este acariciaba su cuello con sus labios y jadeaba sobre él. Había tenido en mente esa fantasía la primera vez que presenció a Seungcheol arriba de un ring, pero del sueño a la realidad había varios pasos.

Era un idiota libidinoso. No era diferente a Seungcheol, o al menos fallaban en el control de la lujuria del mismo modo. Era un médico destacado. Más allá de su cara de niña buena Jeonghan se caracterizaba por exigir lo mejor. Entonces, ¿cuál era la cuestión aquí?

No estaba enamorado del tipo, claro que no. Solo era una ferviente admiración, nada más. Después de lo sucedido con Kento, tomó la decisión de alejarse de heterosexuales. ¿Por qué había aceptado ese trabajo si lo que buscaba era mantener sus deseos alejados?

Era un mentiroso, el peor de todos, porque se mentía a sí mismo.

Caminó hacia el gimnasio y cargó sus pulmones de aire antes de ingresar allí. Seungcheol, como un loco, daba golpe tras golpe a la bolsa de box. Era un delirio, un maldito infeliz que lo haría tener una erección si continuaba de esa manera.

Unos leggins a la rodilla no dejaban nada a la imaginación. El contacto con la bolsa de box hacía que los bíceps y tríceps presionaran y luego relajaran los deltoides, que podían dibujarse con los dedos. Jeonghan contuvo sus manos. Su boca quería colisionar con esa piel sudada. El ucraniano se detuvo y se enfocó en él. Un nervio en su frente saltó. Estaba molesto, más que eso. Sin embargo, eran adultos, debían buscar la forma de coexistir.

-Seungcheol, yo...

-No vuelvas a tocarme.

-Eso es bastante dificil, pues soy tu médico.

-¡Solo cállate de una maldita vez! -le dio un golpe letal a la bolsa, que quedó moviéndose sin cesar.

Jeonghan rogó nunca hacerlo enojar al punto que lo dejara como esa bolsa.

-Es increíble que hayas hecho algo tan asqueroso y sigas sin inmutarte.

-Lamento haberme sobrepasado.

-¿Y se supone que eso arreglará algo? Acabé en tu mano. Eso es tan repulsivo.

-¿Repulsivo? Pudo haber sido una simple paja. ¿Por qué me besaste el cuello si no tenías intenciones de otra cosa?

«¡Qué mierda!»

Su amor propio había quedado en el piso, al igual que su ética. Ya no tenía nada que perder, por lo que sacaría a la luz todo lo que tenía en la oscuridad.

Jeonghan dejó sus labios en línea recta.

-Eres asqueroso, Yoon. Quiero que lo tengas bien en claro.

Jeonghan tragó saliva. Seungcheol era hiriente a un nivel que jamás pensó.

-Recuerdo haber venido aquí solo para conocerte.

-¿De qué mierda estás hablando?

-No creo que haya alguien que haya visto cada combate tuyo de la forma en que yo lo hice. Cada uno de tus músculos flexionando y dando el golpe, tus gestos, tu rostro totalmente fuera de sí, entregado al candor de la batalla.

Jeonghan quedó en silencio. Abría su corazón, y el tipo no lo merecía.

Seungcheol comenzó a reír.

-¿Estás enamorado de mí?

-Yo te admiraba, y simplemente me quedaba allí, contemplándote. Hace un par de meses fui a tu pelea en Japón.

My Obsession "Jeongcheol"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora