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Jeonghan salió de ese cuarto inundado de sensaciones que llevaban años dormidas. Los ojos de Seungcheol le habían demostrado cuán interesado estaba en dar el próximo paso. Era simple; se habría acostado con él en ese lugar sin miedos, sin restricciones. Solo se hubieran escuchado sus gemidos y la deliciosa fricción de sus cuerpos.

—¿Cheol está mejorando?

—Chen... —el hombre respiró, controlando su deseo, que amenazaba por desbordar—. Sí, empezaremos con los entrenamientos con un amigo de él.

—¿Qué sucederá si no lo logras?

—¿De qué hablas?

—Cheol no soportará una nueva derrota con Mingyu.

—Hey —Jeonghan se acercó y abrazó al chico—, tu hermano es el mejor. Solo necesita una buena guía. Es simple.

—Gracias por todo lo que haces.

—Es mi trabajo.

—Lo sé, aunque darme ánimos a mí o a Bumzu no lo es, y sé que no lo haces únicamente por la paga.

—Chan...

—Te gusta mi hermano. —el rubio negó sin convicción, sin saber qué decir—. Está bien, ojalá tuvieras oportunidad con éL.

—Me parece muy atractivo, pero comprendo cuál es mi lugar.

—¿No quieres quedarte a cenar?

—Es tarde, debo descansar, pero gracias por la invitación.

Era una burda mentira. Un segundo más allí lo quebraría en mil pedazos. Estaba al límite. Seungcheol tenía que recuperarse lo antes posible. A partir de allí, se alejaría y fingiría que esos meses jamás ocurrieron.

Una hora más tarde, Chan estaba en la mesa cuando su hermano bajó a acompañarlo.

—Invité a Hannie para quedarse.

—Y veo que no aceptó. —fingió despreocupación.

—Él es bueno. Me gusta.

—¿Sí? También tiene veinte años más que tú, así que no te hagas ilusiones. —intentó sonar gracioso y quitar tensión a la charla.

—Él no está interesado en mí.

Seungcheol frunció el ceño.

—¿Qué has dicho?

—Le gustas, no soy ciego.

—¡Qué mierda! ¿Él te ha metido esas ideas en la cabeza? ¿Desde cuándo simpatizas con los maricas?

Chan quedó atónito, tratando de hacer rodar las palabras.

—Yo...

—¡Contéstame!

El grito fue lo único que se escuchó en todo el ambiente.

—No grites.

—Es que no lo puedo creer! ¡Maldito infeliz! Es por este motivo que no quería gente como él en mi casa. Terminan por confundirte.

—¿Confundirte? ¿Cómo haría eso? Yo estoy seguro de quién soy. ¿Qué tiene que ver su forma de ser?

—¡Ahí está! —exclamó como si hubiera encontrado la razón de su enojo—. Es justamente eso. Maldito enfermo, me va a escuchar. A partir de mañana dejará de trabajar aquí.

—No! ¡Hannie no ha hecho nada!

Chan comenzó a llorar. Era la primera vez que Seungcheol le hablaba de esa forma.

My Obsession "Jeongcheol"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora