Una semana después de comenzar la rehabilitación, Jeonghan se encontraba en una encrucijada.
—Deja de reírte —dijo mientras intentaba entablar una conversación con el único ser humano que lo entendería, o al menos eso creía.
—¿Todos los días le ocurre lo mismo? ¿No te parece algo raro que se ponga duro cada vez que lo tocas?
—Ya no sé qué pensar, Momo. Lo peor de todo es que no se suelta; vive completamente avergonzado o irritado. Llevo una semana y no he logrado que nuestras charlas avancen y se sienta en confianza.
—Cariño, es un homofóbico, y tu apariencia ayuda muy poco.
—Me hace la vida imposible. Ayer me escondió el celular. Estuve toda la tarde buscándolo.
—¿Cuántos años tienen? ¿Doce?
—Veinticuatro, pero su hermano de quince tienes más madurez, y entonces me encuentro respondiendo a sus insultos. ¿Qué clase de profesional hace eso?
—¿Uno que está caliente con su paciente? Ahí estaba el punto de quiebre.
Hannie dio un largo suspiro.
—¿Crees que se me note?
—¿Por qué no le preguntas a él?
—Muy graciosa. Tendría suerte si me deja vivo después de eso. Con el odio que tiene a los gais me dejaría en coma.
—Por qué a los gais les gustan los heterosexuales?
—¡Yo qué sé! —exclamó con un atisbo de fastidio—. Supongo que nos gusta lo que no podemos tener. Si lo conocieras, Momo, es...
Y cuando su amigo se quedaba sin palabras, la mujer sabía que se movía a terreno peligroso.
—Sabes que no tienes chance, ¿verdad?
—¿Soy su médico, por supuesto que no la tengo.
—No hablo de eso. A él le gustan las mujeres. —Jeonghan se quedó en silencio, sin entender por qué esa afirmación de su amiga médica calaba hondo en su interior—. Lo lamento, yo.
—Tienes razón, Momo, pero es difícil trabajar con alguien a quien siempre admiraste.
—Bueno, no pierdas las esperanzas, tal vez puedas conquistarlo añadió con voz pícara, intentando quitarle peso a la conversación— ¿Todavía tienes el conjunto que te regalé?
—Sí, empaquetado como el día en que me lo compraste.
—¡Ay, por favor! Esa tanga haría que tu culo luzca mejor que cualquier cosa en el mundo.
—Momo, no voy a ponerme un corsé y esa tanga para desfilar delante de Choi, punto final.
—Pensé que te divertirías con el obsequio. ¿Te imaginas la cara de Seungcheol si te aparecieras con eso?
—Moriría de un infarto de miocárdio haría que me expulsaran del país por indecente.
—¿No te gustaría acentuar esos rasgos de femboy?
Vete al carajo.
Momo se carcajeó.
—Vamos, dime que lo usarás una vez en tu vida.
—Si lo hago, ¿dejarás de molestar con eso?
—¡Hecho!
—Bien, te enviaré una foto cuando lo haga.
—Sabía que eras atrevida.
—Adiós, Momo.
Hannie cortó la comunicación y empezó a reír al recordar la cara que había puesto cuando su amiga apareció con ese juego de encaje y sostén rosa y un consolador del mismo color. El celular sonó y lo sacó de su pensamiento. ¿Qué ocurría?

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My Obsession "Jeongcheol"
FanfictionAdaptación +18 "El deseo amenaza con poseerlos y, una vez que lo haga nada volverá a ser igual"