"Click"
El cerrojo de una puerta se escucho.
El sonido del eco resonaba débilmente en la vastedad vacía del viejo almacén de mi colegio, como el susurro de un secreto olvidado un evento que cambió mi forma de ser.
Despertar ahí no tenía sentido, pero el peso en mis párpados y la sensación de pesadilla aún pegada a mi piel indicaban lo contrario. Estaba despierta, aunque la realidad parecía tan delgada como el papel.
Las ventanas polvorientas, que apenas dejaban entrar la luz del amanecer, arrojaban sombras alargadas sobre las estanterías oxidadas y los techos altos cubiertos de telarañas. Era como si el tiempo en ese lugar hubiera sido detenido, abandonado por el mundo exterior.
— Solo pasaron 8 horas — murmure — Tenía razón el tiempo pasa diferente en el coma.
El aire estaba impregnado de humedad, y cada respiración sentía el sabor metálico del óxido y el polvo. Al mirar a su alrededor, una oleada de recuerdos comenzó a invadir mi mente, recuerdos de la noche interminable, de carreras desesperadas por la supervivencia.
Este almacén... había sido el escenario de algo importante, algo que ya no podía ignorar. La primera vez que había estado aquí, era diferente. Era solo un lugar olvidado, pero ahora estaba cargado de un significado sombrío, casi ritualista. La lucha por escapar de esa realidad distorsionada, de las sombras que intentaban devorarla, aún resonaba en lo más profundo de mi ser.
Cerre los ojos, tratando de calmar los latidos acelerados de mi corazón.
¿Cómo había vuelto aquí? Lo último que recordaba era el pánico, las puertas que se cerraban de golpe, las paredes que parecían respirar a su alrededor. Pero no estaba sola entonces. Esa vez, había otros.
Como yo, habían sido arrastrados a un mundo oscuro y retorcido que no entendían, perseguidos por sus propios miedos y las manifestaciones más crueles de su realidad y una versión contraria a nuestro mundo.
La campana sono las clases comenzaban recientemente, mire la hora en mi teléfono me indicaba que eran las 7:00 a.m, el amanecer de un nuevo día. Sin embargo, esa sensación de alivio que debería haber llegado con el sol no estaba presente.
Sabía que algo más persistía en las sombras, algo que no desaparecería con la luz. Mis dedos temblorosos tocaron la pantalla del teléfono, que de alguna manera aún seguía funcionando a pesar de los horrores que había soportado. Un mensaje apareció:
—"¿Estás despierta?" — lo leí en voz alta mirando a mis compañeros pasar frente del viejo almacén.
— Si, estoy ya en el colegio — respondí el mensaje de mi mejor amiga.
En realidad nunca me fui, después de la clase de rehabilitación de la materia de inglés quedé inconsciente en este viejo almacén que ahora forma parte de mi nueva actitud.
— ¿Como te encuentras? — cuestione por mensaje a mi amiga.
— "Me encuentro bien, ya tu sabes aunque sin rencores por lo de ayer" — leí el mensaje que recibí.
Cierto ayer pasaron cosas de adolescentes normales, y después algo que casi me arrebata la vida varias veces.
Me levanto del lugar, miro mis brazos y piernas, no había heridas pero esta vez todo parecía diferente.
El recordar los sollozos de las niñas, recordar los movimientos agresivos de aquellas chicas tiradas en el suelo, rasguñando mi pierna todo me parecía irreal.
El simple hecho de estar en ese almacén cargaba de simbolismo la pregunta. ¿Realmente estaba despierta o seguía atrapada en algún retorcido rincón de la pesadilla?
Mire a mi alrededor otra vez. El almacén estaba vacío, pero podía sentir la presencia de lo que había quedado atrás. No era solo el eco de mis propios pasos lo que me hacía sentir vigilada. Era el peso de los recuerdos, los fragmentos de un mundo oscuro que había intentado olvidar.
— Los vi morir, al padre y a la madam —llore recordando que lo que pasa allá se queda allá, aun así me duele saber sobre la pérdida.
Los pasillos de la escuela, las luces parpadeantes, los gritos que resonaban en el silencio absoluto. Todo había comenzado como una simple noche cualquiera, una rutina que se rompió en mil pedazos cuando el mundo a su alrededor cambió para siempre.
— No quiero volver a quedarme hasta las 10:00pm a clases de rehabilitación — dije dando vuelta mirando a mi amiga llegar.
Un día normal. Eso era todo lo que quería, regresar a las aulas, a las conversaciones triviales con sus compañeros, a una vida donde los peligros no acechaban en cada esquina, donde las paredes no susurraban y las sombras no tomaban forma tentacular. Pero ese deseo ahora parecía tan distante, tan irreal, como el mismo mundo en el que había estado atrapada.
— Se acabó...
No importaba cuántas veces intentara olvidarlo; mi cuerpo siempre recordaría la tensión, el miedo, la urgencia de huir. Miró hacia las puertas del almacén, entreabiertas, y sintió la brisa fresca de la mañana colarse por la rendija, arrastrando consigo la promesa de un nuevo comienzo. Podía sentir el peso de las decisiones que había tomado, de las vidas que habían cambiado junto a la suya.
— ¿Ellos dos, donde estarán? — me pregunte.
Los otros... ellos también habían luchado. Algunos habían escapado junto a ella, mientras que otros se habían quedado atrapados, condenados a vagar en ese reino oscuro para siempre. Pero entre ellos, estaban aquellos que lograron sobrevivir. Sabía que también estaban luchando, buscando reconstruir lo que quedaba de sus vidas, tratando de encontrar algo de paz tras el caos.
Dejó escapar un suspiro, profundo y liberador. El terror había terminado, o al menos eso quería creer. Sabía que las cicatrices mentales no desaparecerían tan fácilmente, pero ahora, al menos, había una oportunidad para algo más. El tiempo me cambio, al igual que había cambiado a los otros. Pero la pregunta que la perseguía era la misma: ¿y ahora qué?
Guardó el teléfono, endereco mi espalda y me dirigió hacia la salida de ese almacen.
El primer paso era salir de este lugar, dejar atrás los escombros de la pesadilla. El sol, que comenzaba a elevarse lentamente, iluminó su camino mientras cruzaba la puerta. Afuera, el mundo parecía diferente, pero también prometía una normalidad que ella ya no sabía si estaba preparada para enfrentar.
— Ya no puedo entrar al baño de hombres, jeje — recordaba que casi siempre hacía uso del baño de los hombres para esconderme de "ella".
Era el fin de la pesadilla. Pero también era el comienzo de algo completamente nuevo.
— Hey, ¿cómo estás? — me pregunto mi amiga quien evito que me diera a la fuga de la escuela.
— Bastante bien, ¿Y que tal tu? — cuestione.
— De maravilla, como siempre.
Mentira...
Tu eco del coma me dijo lo contrario.
Fin del Prólogo
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The Coma After Life
FanficDespués de derrotar a las hermanas viciosas Mina vuelve a su vida normal trayendo consigo sentimientos encontrados en ese mundo de El Coma o Reino sombrío.