𝙰 • 𝙻𖹭𝗏𝖾 • 𝚄ⴖ𝗍𝗈ᥣᑯ ˗ˏˋ 𝚂υⴖ𝗀ɦ𝗈𝗈ⴖ ˎˊ˗

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𝐋υⴖ𝖾𝗌
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El sonido de los altavoces resonó en cada rincón de la secundaria, marcando el inicio de otro día normal. Los estudiantes estaban dispersos, charlando entre ellos, ignorando en su mayoría los anuncios del club de radiodifusión. Las voces que salían de los altavoces eran familiares, transmitiendo avisos de actividades escolares y recordatorios aburridos. Pero de repente, algo cambió.

“Hoy tenemos una carta especial dirigida a Park Sunghoon”, anunció la locutora, haciendo que varias cabezas se giraran en dirección a los parlantes. Los murmullos en el aula de Sunghoon se detuvieron de golpe.

Sunghoon, que estaba apoyado contra la ventana de la clase, levantó la vista del libro que fingía leer. No era raro que su nombre apareciera en confesiones anónimas. Era popular, atlético, y tenía una especie de carisma silencioso que atraía tanto a chicas como a chicos. Pero algo en el tono de la voz de la locutora le hizo prestar más atención.

“Parece que tenemos una confesión”, continuó la chica del club de radiodifusión, con una ligera risa. El aula se sumió en silencio, con todos los estudiantes esperando escuchar las palabras de la carta.

"A ti, Park Sunghoon."

Las palabras iniciales de la carta cortaron el aire. Todo el salón quedó en silencio absoluto, como si el tiempo se hubiera detenido. Sunghoon se tensó involuntariamente, sintiendo el peso de las miradas de sus compañeros clavadas en él. No era la primera vez que su nombre aparecía en los anuncios, por lo que algunos esperaban una confesión superficial, una de tantas que los chicos populares recibían a lo largo del año. Pero esta carta no era como las demás. Sunghoon miró de reojo a sus compañeros, pero mantuvo su expresión neutral. Esta vez había algo en el tono de la voz del locutor que lo hizo poner más atención.

"He estado enamorada de ti desde hace mucho tiempo, aunque nunca te diste cuenta. Sé que siempre estás rodeado de gente, pero me pregunto... ¿alguna vez te has sentido solo? Quizás, como yo. Este es mi desafío para ti: intenta descubrir quién soy. Me conoces, pero tal vez nunca me has mirado realmente."

Las últimas palabras resonaron en la mente de Sunghoon, una tras otra, hasta que la voz de la locutora dejó de hablar. El aula estalló en susurros. Las chicas se miraban entre ellas con sonrisas cómplices, mientras los chicos comenzaban a hacer bromas sobre quién podría ser la misteriosa autora.

Sunghoon permaneció inmóvil, su mente atrapada en esas palabras. Las confesiones anónimas no eran algo nuevo para él, pero esta… esta era diferente. La carta no solo mencionaba una admiración superficial. Era más profunda, como si la chica realmente lo conociera, como si hubiera estado prestando atención a cosas que ni siquiera él había notado. ¿Quién podía ser?

Sentía las miradas de sus compañeros sobre él, esperando alguna reacción, pero se mantuvo impasible. Los años de recibir la atención constante de la escuela le habían enseñado a no mostrar mucho. A su alrededor, algunos chicos comenzaron a bromear.

“¿Otra fan secreta, Sunghoon?”, bromeó uno de sus amigos, dándole un suave codazo en las costillas. “¿Cuántas van este mes?”

Sunghoon esbozó una sonrisa, la que usaba cuando no quería mostrar lo que realmente sentía. "No lo sé, perdí la cuenta", respondió con la misma indiferencia de siempre, pero su mente seguía atrapada en las palabras de la carta.

"Sé que siempre estás rodeado de gente, pero me pregunto... ¿alguna vez te has sentido solo? Quizás, como yo."

No era raro que Sunghoon recibiera confesiones, pero algo en esta parecía diferente. Era personal, íntima de una manera que las otras confesiones nunca habían sido. La chica hablaba como si realmente lo conociera, no solo como el Sunghoon popular que todos admiraban, sino como su "yo" real.