𝙰 • 𝙻𖹭𝗏𝖾 • 𝚄ⴖ𝗍𝗈ᥣᑯ ˗ˏˋ 𝚂υⴖ𝗀ɦ𝗈𝗈ⴖ ˎˊ˗

꒰꒰ ⚘️ " 𝗉α𝗋α 𝗃𝗂𝗒𝖾𖹭𐓣 " ⪦̮

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Las semanas habían pasado, y con cada día que transcurría, la tensión entre Sunghoon y Jiyeon crecía. Lo sentían en cada palabra compartida, en cada risa que surgía espontáneamente entre ellos, y en los silencios que se alargaban más de lo necesario. Había algo que ambos sabían que no podían ignorar por más tiempo: el amor que aún existía entre ellos.

Caminar juntos de regreso a casa se había convertido en una rutina casi diaria, tan natural como respirar. Durante el almuerzo, a veces se sentaban juntos, y otras veces, con sus respectivos amigos. Pero cada vez que se encontraban, ya fuera en los pasillos de la escuela o en su parque de la infancia, la atracción entre ellos era innegable.

Ambos sabían lo que sentían. Sunghoon lo tenía claro desde hacía tiempo, y aunque Jiyeon lo había intentado negar, cada día que pasaba junto a él la hacía más consciente de que su corazón lo seguía amando. Pero había algo que la detenía, una barrera que no podía atravesar. El miedo a ser herida de nuevo, a que su corazón no soportara otra vez el dolor del rechazo. Y aunque Sunghoon se lo tomaba con calma, entendía que era hora de actuar, de dar el último paso.

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Una mañana, mientras caminaban juntos hacia la escuela, Sunghoon tomó una decisión. No podía esperar más. Sabía que Jiyeon necesitaba algo más que pequeños gestos y momentos de cercanía. Necesitaba que él dejara todo claro, que diera el paso que ella no podía dar por sí misma.

“Hoy no podré almorzar contigo,” dijo de repente, rompiendo el silencio mientras caminaban. “Quedé con mis amigos, pero te veo más tarde.”

Jiyeon lo miró de reojo, un poco sorprendida, pero no dijo nada. Asintió levemente, intentando no pensar demasiado en la pequeña punzada de decepción que sintió. Había llegado a disfrutar de esos momentos a solas con él. Sin embargo, no quería parecer afectada.

“Está bien,” respondió, sonriendo ligeramente.

Sunghoon notó el cambio en su expresión, pero no dijo nada. Sabía lo que tenía que hacer.

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En lugar de ir con sus amigos, Sunghoon se dirigió directamente al club de radiodifusión. Durante todo el camino, sus pensamientos eran un torbellino. Recordaba todo lo que habían vivido juntos desde que se reencontraron, cada pequeño gesto, cada risa compartida, cada vez que sus miradas se cruzaban y sentía que el mundo se detenía.

Sabía que escribirle una carta era la mejor manera de hacerlo. Era como todo había comenzado entre ellos nuevamente, con aquellas primeras cartas anónimas que ella le había enviado. Y ahora, sería él quien usaría las palabras para expresar lo que su corazón había estado conteniendo por tanto tiempo.

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Cuando llegó la hora del almuerzo, Jiyeon se sentó con sus amigas, intentando no pensar demasiado en la ausencia de Sunghoon. Había algo extraño en el aire, pero no podía identificar exactamente qué era. Se distraía fácilmente con la conversación, pero su mente seguía volviendo a él, como siempre lo hacía.

De repente, el sonido de los altavoces resonó en toda la escuela, y la voz habitual de la locutora del club de radiodifusión rompió el silencio.

"Hoy tenemos una carta muy especial, dirigida a alguien que ha capturado el corazón del remitente desde hace mucho tiempo. Esta es una carta de Park Sunghoon."